Descubre la Biografía de Antonio Machín

ANTONIO MACHÍN

Aprende más de la vida y obra del cantante cubano Antonio Machín, considerado como uno de los intérpretes de bolero más influyentes en la historia musical de Cuba. Sus canciones llegaron hasta Europa, donde se convirtió en una estrella referencia de la música popular cubana.

ANTONIO MACHÍN

Antonio Machín

En esta oportunidad estaremos conociendo más acerca de la vida y obra de uno de los intérpretes de bolero más relevantes en la historia de Cuba como lo fue Antonio Abad Lugo Machín, ampliamente conocido en el mundo musical como Antonio Machín. A lo largo de su carrera como cantante logró conquistar importantes triunfos y reconocimientos, que lo llevaron a convertirse en una de las figuras más representativas de la música cubana.

Antonio Machín nació en la hermosa ciudad de Sagua la Grande, en Cuba, un 11 de febrero del año 1903 y su muerte tuvo lugar muy lejos de su isla natal, específicamente en la ciudad de Madrid – España un 4 de agosto de 1977. Desde muy joven conquistó los más impactantes escenarios musicales gracias a su indiscutible talento para interpretar boleros, uno de los géneros donde más destacó. También tuvo la oportunidad de cantar temas referentes de la música popular cubana en general.

Quienes llegaron a conocer a Antonio Machín lo describen como un hombre apasionado y entregado por la música romántica. Gran parte de su repertorio se basó precisamente en ese estilo musical, además de la música cubana en general, por la que sentía una profunda admiración. Logró posicionarse como uno de los cantantes más respetados y seguidos dentro de la comunidad hispanohablante.

El cantante de origen cubano pudo alcanzar los más altos niveles de popularidad gracias a sus particulares recreaciones, principalmente de temas como El Manisero, Dos gardenias y Angelitos negros. Una de sus producciones musicales más famosas de su carrera fue sin duda alguna El Manisero, el cual grabó en la década de 1930 bajo el acompañamiento especial de la orquesta de Don Azpiazu. Ese disco contó con el respaldo de la compañía Víctor de Nueva York.

La producción musical El Manisero está considerada como uno de los primeros grandes éxitos de Antonio Machín dentro de la industria de la música, de hecho llegó a convertirse en el primer éxito millonario en ventas en toda la historia musical de Cuba. Actualmente sus restos mortales se encuentran reposando en la tumba número 52 de la Plaza del Cristo del Calvario del Cementerio de San Fernando de Sevilla en España.

Biografía de Antonio Machín

El cantante de origen cubano Antonio Machín nació en el seno de una familia bastante numerosa y de bajos recursos económicos. Sus padres llegaron a procrear un total de quince hijos, entre ellos el famoso intérprete de boleros y música popular cubana. Su nacimiento tuvo lugar en la ciudad de Sagua La Grande, donde vivió toda su infancia y juventud. Desde niño comenzó a trabajar en diferentes áreas, con la finalidad de ayudar financieramente a su familia.

ANTONIO MACHÍN

Los padres del cantante Antonio Machín fueron José Lugo Padrón, un emigrante gallego, mientras que su madre fue una afrocubana de nombre Leoncia Machín. A pesar de la pobreza en la que se vio inmersa desde niño, el cantante comentó en varias oportunidades lo feliz que fue viviendo al lado de sus padres y hermanos. Aseguró que su familia no era “ni muy rica ni muy pobre”, pero allí tenía todo lo que necesitaba para ser feliz: El amor de su familia.

Siendo apenas un muchacho joven, Antonio Machín comenzó a demostrar su interés por la música y el canto. Parte del día lo dedicaba a trabajar en el área de la albañilería, pero cualquier rato libre lo aprovechaba para cantar en cualquier escenario donde le dieran la oportunidad de demostrar su talento. Llegó a cantar en la iglesia, en teatros y hasta en el cine mudo de su ciudad natal. Así fue dando sus primeros pasos en el mundo de la música.

Formó parte de infinidades de grupos musicales ambulantes que solían recorrer las calles cubana regalando canciones a las personas. Poco a poco fue construyendo una carrera que con el tiempo se llenaría de triunfos y grandes reconocimientos. En la década de 1911, el párroco de Sagua le dio la oportunidad para cantar en la iglesia, la cual no desaprovechó. En muchas ocasiones fue invitado a cantar en actividades benéficas.

En una de esas fiestas benéficas, Antonio Machín interpretó el Ave María de Schubert subido a una silla. Su interpretación fue magistral, tanto así que se ganó el aplauso de toda la población. Cuando cumplió sus 20 años de edad, el joven mostró su intención de convertirse en barítono, y estudiar bel canto y ópera, pero comprendió que, dado su color, su repertorio quedaría reducido a Otelo.

Antonio Machín siempre contó con el apoyo de su madre, quién en ningún momento dejó de decirle lo talentoso que era para el canto. Todo lo contrario sucedió con su padre, quién considerada la carrera de cantante como algo irregular, incluso llegó a decir que el ser cantante era algo inmoral. A pesar de lo que decía su padre, Machín nunca desistió de alcanzar sus sueños y se trazó la meta de convertirse en el mejor intérprete de Cuba.

Con muchos esfuerzos pudo llegar a La Habana en la década de 1926. Fue estando allí donde comenzó a construir su carrera musical como solista. Empezó a cantar en diferentes establecimientos, especialmente en los cafetines. Siempre iba acompañado por Miguel Zaballa en la guitarra y ambos realizaban hermosos espectáculos musicales. La popularidad del dúo musical comenzó a extenderse por toda la isla, hasta llegar a las clases más prestigiosas y ricas del país.

La burguesía comenzó a contratar al dúo para sus actividades íntimas y especiales. Por cosas del destino llegó a tener una presentación en una emisora donde tuvo la oportunidad de coincidir con Don Azpiazu, quien lo contrató como segundo cantante de su orquesta. Fue de esa manera como Antonio Machín marcó un hito en la historia musical de Cuba, ya que se convirtió en el primer intérprete de color que participó en el Casino Nacional de La Habana, lugar de la burguesía más racista y excluyente de toda la isla.

Azpiazu se convirtió en uno de los apoyos más importantes que tuvo Antonio Machín durante sus inicios musicales. Estando trabajando con él logró fundar un sexteto con el cual realizó sus primeras grabaciones en la década de 1929. En ese momento sus temas comenzaron a sonar en los medios más populares de la época, especialmente en la radio. Fueron muchas las canciones que se hicieron famosas alrededor de la isla.

Entre algunos de los temas más exitosos de Antonio Machín estuvo “Aquellos ojos verdes”, con el que conquistó los más importantes escenarios de Cuba. Después le siguieron temas como “El Manisero”, considerado como una de sus piezas musicales más emblemáticas de su carrera. En el año 1930 le toca tomar una de las decisiones más difíciles de su vida como fue abandonar su querida Cuba, país a donde no regresaría sino hasta 1958.

Partió de Cuba con destino a la ciudad de Nueva York. Allí empezó a formar parte de la orquesta musical de Don Azpiazu, además de destacarse en otras muchas agrupaciones musicales que hacían vida activa en la gran metrópolis. Se dice que Antonio Machín vivió más de cuatro años en la ciudad de Nueva York, donde conoció a destacadas figuras del medio artístico. Entre las agrupaciones de las que formó parte Machín estuvieron:

  • José Escarpenter y su Orquesta
  • Orquesta Antillana de Rafael Hernández
  •  Julio Roque y su Orquesta
  • Armando Valdespí y su Orquesta

La fama de Antonio Machín se extendió rápidamente por toda la ciudad de Nueva York, donde ya contaba con el respaldo de una importante fanaticada que comenzaba a seguirle por su talento y particular manera de interpretar la música. Cada vez eran más los escenarios donde Antonio Machín tenía participación. Logró popularizar “El Manisero” de Moisés Simons, además de grabar una larga serie de títulos durante la primera mitad de la década del treinta.

ANTONIO MACHÍN

En el año 1936 decide emprender un nuevo viaje, ésta vez con destino hacía el continente europeo. Estuvo por poco tiempo en la ciudad de Londres, donde se le presentó la oportunidad de actuar en importantes escenarios como el Teatro Adelphi. Tiempo después arribó a la ciudad de París, donde la música popular cubana contaba con un alto respaldo popular, especialmente desde los años 20. Eso ayudó mucho a Machín a consolidar aún más su carrera musical.

En la misma década de 1936 se le dio la oportunidad de grabar junto a la Orquesta de Eduardo Castellanos. Al poco tiempo conoció a uno de sus grandes amores, una joven francesa de nombre Line, quien también se dedicaba al mundo de la músico. Junto a ella y su orquesta organizaron una importante gira por Suecia, sin embargo la estadía de Machín por ese país no fue muy larga debido a que las bajas temperaturas y el insoportable frío lo obligaron a retornar a la ciudad de París.

Su recorrido por Europa continuaría en los años siguientes. El próximo país a donde arribó Antonio Machín fue España, de donde era originario su padre. En ese país se radicó hasta el momento de su muerte, en el año 1977. Su vínculo con España siempre estuvieron presente, no solo por ser el país natal de su padre, sino que allí se encontraba viviendo uno de sus hermanos, específicamente en la ciudad de Sevilla.

Su llegada a España no fue planificada, más bien se podría decir que resultó imprevista. Decidió viajar hasta ese país para vacacionar, tratando de huir de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo el contexto político y social que vivía para ese momento España también era muy complicado. Recordemos que para esa época se vivían los efectos de la posguerra española.

Antonio Machín no viajó solo a España. Lo hizo bajo el acompañamiento del saxofonista dominicano Napoleón Zayas. Ambos decidieron quedarse residenciados en la capital española. En tierras europeas conoció a su nuevo amor, María de los Ángeles Rodríguez, con quien se casaría en la década de 1943 en la ciudad de Sevilla. Esa ciudad se convertiría en el nuevo hogar de Machín, tanto así que llevó a vivir con él a muchos de sus familiares cubanos.

Sus actuaciones musicales por España no se detuvieron en ningún momento. Tuvo la oportunidad de presentarse en muchas salas de fiestas de Barcelona, por ejemplo en “Shanghai” (llamada también “sala de bolero”). En ese lugar realizó muchos presentaciones, por las cuales sobraba 25 pesetas al día. Los éxitos musicales de Antonio Machín en territorio español fueron muchos, pero uno de los más populares y famosos fue “Noche triste”.

Fue una canción a la cual le impregnó mucho sentimiento. La grabó con los Miuras de Sobre, orquesta que acompañó a Machín en sus primeros triunfos y de la que después se separó. Entre otros de sus primeros éxitos musicales en España estuvieron:

  • Cómo fue
  • Moreno
  • Amor sincero

Desde su llegada a España la fama de Antonio Machín fue impresionante. A pesar de ser un cantante desconocido por muchos, pudo ganarse el cariño y la admiración de una gran parte de la población, llegando a alcanzar los más altos niveles de popularidad en tierras españolas. Su verdadero salto a la fama en España ocurrió en la década de 1947 con la “canción morunas” Angelitos negros, transformada en bolero merced a un arreglo musical en la década de los sesenta.

A lo largo de toda su carrera musical contó con el respaldo de grandes personalidades artística, especialmente por destacados compositores. Entre los compositores más influyentes en su carrera se puede nombrar al cubano Oswaldo Farrés, conocido por componer emblemáticas canciones como Madrecita, Toda una vida, No me vayas a engañar, Quizás, quizás, quizás, Ay de mí, entre otras tantas canciones.

También contó con el respaldo de otros compositores internacionales de la talla de la mexicana Consuelo Velázquez, quién es ampliamente conocida por ser la escritora de temas como Bésame mucho, Sera por eso y Amar y vivir. Mención aparte merece la única versión de la cubana Isolina Carrillo, que convirtió en uno de sus grandes éxitos, Dos gardenias.

En suelo español grabó más de 60 producciones musicales, demostrando así su indiscutible éxito dentro de la industria musical de ese país. Le llegó la consagración gracias a una adaptación absoluta al país como lo demuestra la frase, muy citada, de que se trataba de “el más cubano de los españoles y el más español de los cubanos”.

España se convirtió para la carrera de Antonio Machín en ese trampolín que necesitaba su música. Fue en ese país donde pudo hallar todo lo que estaba buscando. Amaba a España tanto como amaba a su querida Cuba. Sentía especial cariño por ciudades como Madrid, donde se le abrió las puertas desde un primer momento. En Sevilla fue donde conoció a su gran amor, en Alicante acostumbraba a pasar sus vacaciones y Barcelona, donde actuó en todo momento y donde tuvo su primera presentación en suelo español.

Si algo no se puede poner en duda en la vida de Antonio Machín es su incansable esfuerzo por lograr sus metas como cantante. La falta de dinero y el haber crecido sin el respaldo de su padre no lo limitaron al momento de intentar alcanzar sus sueños de ser cantante. Comenzó prácticamente desde cero y poco a poco fue construyendo una brillante y exitosa carrera musical, convirtiéndose en uno de los cantantes de mayor prestigio en la historia de Cuba.

Para España, Machín se transformó en una inspiración de vida. Su música llegó en el momento más indicado para los españoles, quienes estaban viviendo tiempos difíciles, pero encontraron en las canciones de Machín, la oportunidad de reencontrarse con la esperanza y el amor. La fama de Antonio Machín fue creciendo hasta ser idolatrado como lo eran las grandes estrellas de la copla.

El repertorio musical de Antonio Machín comenzó a formar parte de la memoria sentimental de varias generaciones a través de la radio y los distintos medios de la época. Habían varias cosas que hacían de Machín un gran artística, no sólo su indudable talento para la interpretación, sino su ejemplo como ser humano.

A pesar de ser un hombre con carácter serio, la humildad siempre lo caracterizó. Se podría decir que fue gracias a esa humildad que pudo conquistar los más grandes escenarios musicales de su natal Cuba y del continente europeo, especialmente España. Estableció su particular y original estilo en el bolero y hasta ingresó en el refranero popular con el dicho “Te mueves más que las maracas de Machín”:

Siempre será recordado como uno de los cantantes más exitosos y queridos por los españoles. El 7 de junio de 1977 realizó su última presentación en la ciudad de Sevilla, específicamente en Alcalá de Guadaíra. Ese día salió bastante agotado de escena y no pudo volver. Quedó registrada como la última vez que cantó para su público.

La muerte de Antonio Machín será siempre recordada como uno de los momentos más tristes para su fanaticada. Murió un 4 de agosto de 1977 en la ciudad de Madrid, para ser más exactos en su casa de la calle General Mola, actualmente Príncipe de Vergara. Al momento de su fallecimiento, el cubano contaba con 74 años de edad.

Los restos mortales del cantante Antonio Machín se encuentran sepultados en el Cementerio de San Fernando de Sevilla, donde sus compatriotas y familiares lo recuerdan cada año rociando su tumba con ron cubano e interpretando algunos de sus más exitosos boleros.

Antonio Machín: Homenajes

A lo largo de su carrera musical, Antonio Machín recibió importantes y merecidos reconocimientos gracias a su indiscutible talento. Uno de los homenajes más emblemáticos tuvo lugar el 10 de diciembre de 2006 cuando se inauguró una estatua en su memoria en la ciudad de Sevilla. La estatua fue realizado por el reconocido escultor Guillermo Plaza Jiménez y se encuentra situada en la plaza Carmen Benítez.

La escultura muestra la forma de Antonio Machín mirando hacia la Hermandad de Los Negritos, a la que el cubano siempre estuvo vinculado. También en Sevilla existe una calle que actualmente lleva su nombre, en homenaje al intérprete. En la década de 1981, específicamente el 22 de abril, se le rindió un merecido homenaje en un concierto en el que tuvieron participación más de 400 artistas de diferentes estilos. El evento fue realizado en el Palacio de los Deportes de Barcelona.

En su ciudad natal también podemos encontrar el Museo de la Música, una centro cultural y turístico que rinde homenaje a la vida y obra de Antonio Machín. En ese lugar se atesoran importantes pertenencias del intérprete cubano, entre ellas sus maracas, claves y algunas de sus producciones musicales. También se aprecian varias fotografías de él y de sus familiares.

En el año 2003, el cantante cubano Antonio Machín habría arribado a sus cien años de vida. En el marco del 25 aniversario de su muerte y en víspera de su centenario, se le rindieron importantes y merecidos homenajes a su vida y carrera. Entre las actividades realizadas estuvo el rodaje de un interesante documental que dirigió Núria Villazán. También fue lanzado un libro biográfico y un disco. El título de esta triple edición fue “Machín, Toda una vida”.

El cantante Joan Manuel Serrat participó en el documental, en su intervención ante la cámara que se grabó en la popular Antena 3, en la calle Tallers esquina con Rambles, Serrat comentaba:

"La figura de Machín está ligada a la cultura sentimental de la radio, que suponía una pequeña ventana por donde penetraba la luz en unos tiempos muy sombríos. Con esa luz entraba la voz de Machín, la de Juanito Valderrama, la de Concha Piquer, Juanito Segarra, Jorge Sepúlveda, Bonet de San Pedro, Lorenzo González... Corrían tiempos de hambre, privaciones y miedo.

Cuando yo tuve uso de razón, Machín ya estaba consolidado en la memoria sentimental de la gente. Nos conocimos en 1965, cuando actuamos en la radio (y cobrando, que entonces se cobraba por actuar: la radio era un flotador mientras se esperaban tiempos mejores).

Yo era entonces un artista emergente y él pasaba una época algo difícil. Aunque nunca dejó de trabajar, sufría un cierto declive de popularidad, ya que un nuevo tipo de música parecía arrasar todo. Lo llevaba con dignidad y logró remontar aquel período gracias a la moda camp, recuperando su aureola mítica".

Serrat admite haber "aprendido mucho de Machín y de la música que él hacía. Porque Machín era una esponja tremenda, en la cual cabía 'El manisero', 'Angelitos negros' y el repertorio de Oswaldo Farrés. También podía cantar guarachas con idéntica y pasmosa tranquilidad. Se lo sabía todo. Y alrededor de aquellas canciones, que eran historias, nacieron las vidas sentimentales de las gentes. Machín resultó fundamental".

Bibliografía

  • Antonio Machín. Heredia, Pedro. Editorial Miguel Arimany SA. Barcelona, 1976. ISBN 84-7211-090-7.
  • Machín, toda una vida. Jover, Eduardo. La Esfera de los Libros. Madrid, 2002.
  • Calle Antonio Machín. Burgos, Antonio. Artículo de El Recuadro en El Mundo de Andalucía. 18 de octubre de 2001.

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