Biografía de Alexander Graham Bell, historia y más

BIOGRAFÍA DE ALEXANDER GRAHAM BELL

Te invitamos a conocer más de la Biografía de Alexander Graham Bell, considerado como uno de los científicos e inventores británicos más populares de todos los tiempos. Aprende de su vida, obra e cuáles fueron sus inventos más importantes.

BIOGRAFÍA DE ALEXANDER GRAHAM BELL

Biografía de Alexander Graham Bell

En esta ocasión estaremos conociendo ampliamente la Biografía de Alexander Graham Bell, descrito por muchos como uno de los más respetados y admirados científicos, inventor y logopeda británico. Se le conoce principalmente por haber colaborado al avance de las telecomunicaciones, aunque también realizó otros importantes trabajos.

Aunque su nacimiento tuvo lugar en Reino Unido, la Biografía de Alexander Graham Bell señala que el científico obtener su nacionalidad estadounidense, país por el cual sentía un profundo cariño por haberle abierto las puertas desde sus primeros años de carrera profesional.

Luego de haber realizado una gran cantidad de procesos, los cuales se extendieron incluso durante muchos años, Graham tuvo el honor de patentar el teléfono en Estados Unidos, específicamente en la década de 1876. Sin embargo es importante recordar que dicho aparato ya existía para ese momento, debido a que el italiano Antonio Meucci se encargó de desarrollarlo con anterioridad.

Meucci incluso es reconocido de manera oficial en Estados Unidos como el creador del teléfono, un reconocimiento que vino de forma póstuma, después de transcurridos aproximadamente 20 años de su invento. Más allá de que Alexander Graham no haya sido el creador principal del teléfono, sobre él recae el honor de haber fundado la prestigiosa empresa Bell Telephone Company.

Recordemos que dicha compañía fue la encargada de promover el teléfono como un verdadero invento de las ciencias de telecomunicaciones, permitiendo así que el teléfono se convirtiera en un medio de comunicación de masas no sólo en los Estados Unidos sino en todo el mundo. Por esa razón es que se le atribuye a Alexander Graham parte del éxito de este aparato.

La Biografía de Alexander Graham Bell no solo hace referencia al invento del teléfono, sino que mencionar otros inventos que ocuparon un lugar especial en la vida de este destacado científico británico, por ejemplo, la construcción del hidroala y los estudios de aeronáutica, donde logró realizar influyentes aportes para su consolidación.

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Algunos de sus familiares, entre los que vale la pena mencionar su padre, abuelo y hermano, se vincularon directamente con el área de la locución y fonación, algo que llevó a Alexander Graham a interesarse mucho por las investigaciones sobre la escucha y el habla, así como en sus experimentos con aparatos para el oído, donde también pudo destacar con varios inventos.

En la década de 1888, Alexander Graham Bell llegó a convertirse en uno de los principales y más importantes impulsores de la National Geographic Society y varios años más tarde, específicamente el 7 de enero de 1898, se desenvolvió como el presidente de mencionada organización.

Primeros años de vida y juventud

En la Biografía de Alexander Graham Bell se reseña que su nacimiento tuvo lugar en una localidad de nombre Edimburgo, perteneciente a una de las cuatro naciones constituyente del Reino Unido como lo es Escocia. De acuerdo a algunos documentos históricos, éste científico nació un 3 de marzo del año 1847, en el seno de una familia consolidada.

Graham, de acuerdo a fuentes cercanas a la vida del científico, habría nacido en la casa familiar, la cual se encontraba situada en 16 South Charlotte Street, Edimburgo. En la actualidad se puede apreciar una placa conmemorativa en las cercanías de la puerta de dicha casa, donde se especifica que fue en ese lugar donde nació el gran Alexander Graham Bell.

Los padres del científico británico fueron Alexander Melville Bell y Eliza Grace. En el caso de su papá, fue un hombre que se dedicó por muchos años a la docencia, destacándose como profesor, mientras que de la vida de su madre no se conocen mayores detalles. Lo cierto es que tuvo la bendición de formarse en el seno de una familia donde nunca faltó el amor y los valores.

De la unión matrimonial entre Alexander Melville y Eliza Grace nacieron tres hijos, incluido Alexander Graham Bell. Sus otros dos hermanos fueron Melville James Bell, nacido en la década de 1845 y Edward Charles Bell quién nació en 1848. Ambos fallecieron producto a la enfermedad de la tuberculosis. Cuando el científico nació, sus padres le llamaron Alexander.

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Cuando ya estaba un poco más grande, Alexander Graham le rogó a su papá que le colocara un segundo nombre, al igual que había ocurrido con sus otros dos hermanos. Con motivo de su undécimo cumpleaños, su papá lo autorizó para que comenzara a usar como segundo nombre “Graham”, especialmente por la profunda admiración que sentía hacia un amigo canadiense de la familia llamado Alexander Graham.

Las personas más cercanas a la vida de Alexander Graham Bell lo llamaban cariñosamente como “Aleck”, nombre que su padre continuó usando cuando el científico ya era un adulto.

Primer invento

Desde que era apenas un niño, cuenta la Biografía de Alexander Graham Bell que él siempre se mostró como una persona amigable y de buenas relaciones. Durante esa etapa de juventud logró entablar una conexión de amistad con Ben Herdman, a quién consideraba su gran y mejor amigo. Herdman residía cerca de la casa de Alexander y su familia operaba un molino harinero.

Narra la historia que en una oportunidad los amigos Ben y Alexander cometieron una travesura y recibieron una amonestación por parte de John Herdman (padre de Ben), quién los regañó diciendo: “¿Por qué no hacen algo útil?” El joven Alexander le preguntó al señor qué necesitaba que hicieran en el molino y él respondió que descortezar el trigo.

El descortezar el trigo era una de las labores más complejas y fastidiosas de todo el proceso, por lo que ambos amigos estaban a punto de enfrentarse a un gran castigo por la travesura cometida. Para hacer menos tedioso el proceso y aprovechando su habilidad, con apenas 12 años Alexander Graham Bell construyó un aparato casero que combinó las paletas que rotaban con los sistemas de cepillos de clavos.

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Graham pudo de esa manera crear una máquina de descortezamiento sencilla pero que marchaba de manera perfecta, tanto así que fue usada por varios años. En agradecimiento, a su invento, John Herdman les cedió un pequeño taller para que pudieran crear nuevos inventos.

Primeros trabajos en el habla

Lo poco que se sabe acerca de la vida de la madre de Alexander Graham Bell es que era una mujer que le apasionaba todo lo relacionado con el mundo de las artes, la poesía y la música. Precisamente el científico Bell heredó ese amor y pasión por el arte. Quienes lo llegaron a conocer aseguran que disfrutaba tocar el piano, instrumento que comenzó a ejecutar sin ni siquiera recibir clases. Llegó a convertirse en el pianista preferido de la familia.

En la Biografía de Alexander Graham Bell se destaca su personalidad tímida y reservada, sin embargo, más allá de eso, no se puede negar que el científico tenía impresionantes habilidades para la mímica y los “trucos con la voz” relacionados con la ventriloquia, con los cuales hacía disfrutar y pasar un buen rato a sus invitados estrellas.

Algo que lo motivó a interesarse más por la mímica y los llamados trucos de voz fue la etapa de sordera gradual a la que se tuvo que enfrentar su adorada madre, quién poco a poco fue perdiendo el sentido del oído desde que Bell era apenas un adolescente. Partiendo de ese contexto, Bell y su madre comenzaron a hacer uso del lenguaje de señas, llegando a desarrollar todo un sistema de comunicación eficaz entre ellos.

Alexander Bell además tuvo el ingenio de desarrollar un modelo del discurso en tonos claros, modulados directamente de frente a su madre, haciendo que su mamá pudiera oír todo el mensaje que él le estaba dando. Se dice que fue la pérdida paulatina de la audición en su madre lo que llevó a Bell a interesarse aún más por todo lo referente a la acústica, área donde pudo destacar con éxito.

Pero no solo fue la sordera de su madre que lo impulsó a interesarse por todo lo relacionado con el habla, sino que parte de su familia también estaba involucrada con el ámbito de la locución, algo que aprovechó para sus estudios. Su abuelo, tío y hasta su propio padre se encargaban de enseñar sobre locución, cada uno desde lugares diferentes. L primero lo hacía en Londres, su tío en Dublín y su papá en Edimburgo.

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Los tres destacaron por ser locutores de renombre en su momento. El padre de Alexander Graham Bell llegó a realizar la publicación de diferentes proyectos relacionados con la locución, algunos de ellos continúan siendo referencia en la actualidad, sobre todo su obra “The Standard Elocutionist”, que publicó en 1860 y “Tratado en el discurso visible” que publicó en 1868 en Edimburgo.

Sin duda alguna que la obra “The Estándar Elocutionist” se convirtió en uno de los proyectos más significativos realizados por Alexander Graham Bell, tanto así que se presentó en 168 versiones británicas y se comercializaron más de un cuarto de millón de copias solamente en territorio estadounidense.

A través de dicho trabajo, el padre de Alexander Bell se encarga de detallar cada uno de sus técnicas para lograr que las personas con dificultad para hablar pudieran articular palabras y a interpretar la gesticulación de los labios de las otras personas para de esa manera lograr entender el mensaje con precisión.

En la Biografía de Alexander Graham Bell se detalla que fue su propio padre el responsable de enseñarle a él y a sus dos hermanos el uso del lenguaje de señas, que para esa época llamó “discurso visible”. También les enseñó las técnicas para lograr identificar cualquier símbolo y su sonido. Bell pudo destacar de forma brillante en esta labor.

Tanto así que en poco tiempo se convirtió en parte de las demostraciones públicas que realizaba su papá, presentando sus habilidades para descifrar mensajes en latín, gaélico e incluso los símbolos del sánscrito, los mensajes que su padre le transmitía mediante el lenguaje de señas.

Educación

En la Biografía de Alexander Graham Bell se detalla que el joven científico comenzó su preparación académica en su propio hogar, donde recibió sus primeras capacitaciones académicas, tal y como lo hicieron sus otros dos hermanos. Después de eso logró ingresar en la Royal High School, con sede principal en Edimburgo, Escocia, institución que abandonó a sus 15 años de edad.

https://www.youtube.com/watch?v=EuHKHS249NE

Durante su paso por la Royal High School, Alexander Graham Bell no logró tener una destacada participación, de hecho se dice que no sobresalió como estudiante, más bien fue descrito como un alumno con poco interés en su formación. Habitualmente dejaba de ir a la escuela y sus calificaciones no eran precisamente las mejores.

La verdadera pasión de Alexander Graham Bell se encontraba en las ciencias, sobre todo en la biología, mientras que por las demás asignaturas mostraba poco o nulo interés, para consternación de su exigente padre. Una vez que abandonó la institución académica, el joven Bell se muda a la ciudad de Londres para comenzar a vivir junto a su abuelo, Alexander Bell.

En la Biografía de Alexander Graham Bell se especifica que el joven duró viviendo con su abuelo aproximadamente un año, tiempo que aprovechó especialmente para incrementar su pasión e interés por el aprendizaje. Se dice que él pasaba extensas horas de estudio y solía discutir con su abuelo acerca de diferentes temas que le llamaban la atención.

El abuelo de Bell se enfocó en enseñarle a su nieto a hablar perfectamente, recordemos que era locutor y manejaba la técnica del habla muy bien. Pasó mucho tiempo enseñándole a su nieto todo lo necesario, lo que años más tarde le serviría para convertirse en profesor. Cuando cumplió sus 16 años de edad, Bell se aseguró un puesto como aprendiz de profesor de locución y música en la Weston House Academy en Escocia.

A pesar de que Alexander Graham Bell era estudiante de latín y griego, sacaba tiempo de donde no tenía para también enseñar en un puesto permanente y 10 libras por sesión. Un año más tarde asistirá a la Universidad de Edimburgo, donde se reencontró con su hermano Melville, que había logrado ingresar a dicha institución un año antes, y donde Alexander se propuso hacer los exámenes, sin embargo se graduó más adelante en la Universidad de Toronto.

Primeros experimentos con el sonido

Fue el padre de los hermanos Bell el responsable de estimular en sus hijos el amor por el discurso y en la década de 1863, los llevó a ver un autómata hecho por sir Charles Wheatstone basado en la anterior obra del barón Wolfgang von Kempelen. El rudimentario “hombre mecánico” tenía la particularidad de que simulaba una voz humana, Alexander se quedó fascinado por la máquina y consiguió una copia del libro de von Kempelen publicado en Alemania.

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Logró traducir dicho libro con mucho esfuerzo, y una vez que consiguió traducir todo el contenido del libro, Alexander Graham Bell en compañía de su hermano Melville, procedieron a construir su propia cabeza autómata. Uno de los primeros interesados en el proyecto fue su propio padre, quien asumió el compromiso de pagar todos los materiales.

El hermano mayor Melville fue el encargado de fabricar la garganta y la laringe, mientras que Alexander Graham Bell asumió la responsabilidad más compleja y difícil de todo el proceso, ilustrando un cráneo realista. Sus intentos acabaron en una cabeza notable que tenía la capacidad de pronunciar algunas palabras.

Los dos jóvenes ingenios ajustaron delicadamente los “labios” para que pasara una corriente de aire a presión por medio de la tráquea y de esa manera se pudiese generar el sonido “mama” muy reconocible. El invento rápidamente agradó a todos los vecinos, quienes quedaron fascinados con el producto final presentado.

Interesado por los efectos arrojados por el autómata, Alexander Graham Bell siguió realizando nuevos experimentos, en esta oportunidad lo hizo teniendo como modelo a un ser vivo, el perro Skye Terrier de la familia, Trouve. Lo primero que le enseñó Bell a la mascota fue a gruñir de forma continua. Luego de eso, Aleck alcanzaba la boca y manipulando los labios y las cuerdas vocales del perro hacía que se produjera un sonido crudo “Ow ah oo g ama ma”.

Los asistentes pensaron que el animal podía articular “How are you grandm?” (“¿Cómo estás abuela?”). De esa manera, Alexander pudo convencer a las personas por medio de su innovador experimento, que el perro podía hablar como si fuese una persona. No obstante, estos primeros experimentos desarrollados por Bell, lo llevaron a emprender su primer trabajo serio referente a la transmisión del sonido, utilizando diapasones para explorar la resonancia.

La Biografía de Alexander Graham Bell indica que a sus 19 años de edad, el científico logró redactar un documento acerca de su trabajo y se lo hizo llegar a Alexander Ellis, quien era uno de los colegas de su padre. No tardó mucho tiempo para que Ellis enviara su respuesta, alegando que los experimentos de Bell eran muy parecidos a trabajos existentes en Alemania.

Graham Bell quedó sorprendido cuando se enteró que su mismo trabajo había sido desarrollado ya por Hermann von Helmholtz, que había transmitido una vocal sonora por medio de un diapasón similar. Desde entonces, Bell se enfocó en analizar el libro del científico alemán, Sensation of Tone (Sensación del tono). De su traducción de la edición alemana original, Alexander realizó una conjetura a partir de la cual desarrollaría todo su trabajo futuro sobre la transmisión del sonido

“Sin saber mucho sobre el tema, me parece que si una vocal de sonido puede ser producida por medios eléctricos, así mismo podrían también serlo las consonantes, permitiendo articular el habla”.

Tragedia familiar

En la década de 1865 la familia de Alexander Graham Bell toma la decisión de mudarse a vivir a la ciudad de Londres y ese mismo año el joven científico vuelve a la Weston House, pero en esta ocasión a trabajar como asistente y en sus ratos libres, continuó desarrollando interesantes experimentos de sonido, utilizando un equipo básico de laboratorio.

Estando en la Weston House, Alexander Graham Bell se enfocó principalmente en experimentar con electricidad para transmitir sonido y luego instaló un cable de telégrafo desde su cuarto en Somerset College hasta otro de un amigo. Durante el otoño y el invierno, el estado de salud de Bell se fue complicando debido a tanto cansancio acumulado.

Al mismo tiempo, su hermano menor Edward también tuvo que ser ingresado de emergencia a un centro de salud tras ser diagnosticado con tuberculosis. Mientras Alexander se recuperaba, sirvió al año siguiente como instructor en el Somerset College. Todo lo opuesto sucedió con la salud de su hermano, quién siguió complicándose aún más, hasta finalmente morir.

Luego del duro golpe por la muerte de su hermano menor, Bell volvió a casa en 1867. Su hermano mayor, Melly, contrajo matrimonio y se mudó de residencia, teniendo en mente alcanzar la meta de obtener un título académico en la Universidad de Londres. Bell dedicó los años siguientes a preparar los exámenes de ingreso, empleando su tiempo libre en la residencia de su familia a estudiar.

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Durante ese tiempo, Alexander Graham Bell se enfocó en ayudar a su padre en demostraciones de lenguaje de señas y lecturas, lo que lo llevó a la escuela privada para sordos de Susanna E.  Hull, en South Kensington, Londres. Sus dos primeras estudiantes fueron casualmente “sordomudas”, que tuvieron un notable progreso bajo su tutela.

Mientras tanto, su hermano mayor parece alcanzar el éxito sobre muchos frentes, incluyendo la fundación de su propia escuela para locución, centrándose en la patente de un invento, y empezando una familia. En mayo de 1870, Melville muere por una complicación de tuberculosis, dejando un profundo dolor en toda su familia.

El padre de los Bell también había sido afectado por una terrible patología debilitante anteriormente y había sanado tras una convalecencia en Terranova y Labrador. Los padres de Bell adelantaron una mudanza largamente planeada cuando se percataron de que su hijo restante también estaba enfermo.

En una acción rápida, Melville le preguntó a su hermano Bell acerca de la posibilidad de poner en venta cada una de las propiedades de la familia, concluyendo todos los asuntos de su hermano (Bell tomó a un último alumno, curando un ceceo pronunciado) y se unió con su madre y padre en la iniciativa de huir para el Nuevo Mundo. Por ello, Bell tuvo que ponerle punto final a su relación con  Marie Eccleston, quién reconoció que no estaba preparada para abandonar Inglaterra con él.

Canadá

En la década de 1870 una nueva decisión marcaría el destino de la familia Bell. Ese año, Alexander, sus papás y la viuda de su hermano, Caroline (Margaret Ottaway), toman el vuelo con destino a Canadá. Luego de llegar a Quebec, continuaron su viaje en tren hasta Montreal y finalmente a París, Ontario donde sostuvieron un encuentro con el reverendo Thomas Henderson, amigo de la familia.

La familia Bell permaneció por corto tiempo residenciada en la vivienda del reverendo Thomas Henderson, y poco después de su estadía en ese lugar, deciden adquirir una granja de diez acres y medio ubicada en Tutelo Heights, actualmente conocido como Tutela Heights, una zona cercana de Brantford, Ontario.

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La granja comprada por la familia Bell era bastante amplia y cómoda. Poseía una huerta, una inmensa vivienda, un establo, un gallinero y hasta un estacionamiento para un carruaje, y lo más hermoso del lugar era que se encontraba rodeado por el Gran River. Con el pasar de los años, Alexander Graham Bell ubicó su taller en el garaje de la propiedad, junto al “lugar de sus sueños”.

Consistía en un amplio espacio que estaba cubierto por hermosos y robustos árboles en la parte superior de la propiedad colindando con las aguas del río River. Más allá de su delicada condición, se podría decir que Alexander logró hallar en este lugar el descanso y paz que tanto necesitaba tras enfrentar duros episodios familiares. Pudo adaptarse satisfactoriamente al clima de Canadá.

Cuenta la Biografía de Alexander Graham Bell, que su pasión y amor por empaparse aún más con el tema de la voz en el ser humano continuó latente durante toda su estadía en Canadá, especialmente cuando se encontró con la Six Nations Reserve, al otro lado del río en Onondaga. Fue estando en ese lugar donde comenzó a aprender el idioma mohawk y lo tradujo al lenguaje de señas.

Tras su destacable participación de traducción del idioma mohawk al lenguaje de señas, Alexander Graham Bell fue reconocido con la distinción de jefe de honorario, además de tener participación especial en una ceremonia, donde llevó un vestido mohawk y bailó sus danzas tradicionales.

Luego de posicionar su propio taller en Canadá, Alexander Graham Bell siguió llevando a cabo interesantes experimentos relacionados con la electricidad y el sonido. Creó un plano que tenía la capacidad de enviar su música a una distancia considerable a través de la electricidad.

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Una vez instalados, Bell y su papá pensaron en la idea de instaurar un método de enseñanza. Para la década de 1871, acompañó a su padre a Montreal, donde a Melville le propuso un puesto para enseñar su sistema para el discurso visible o mejor conocido lenguaje de señas, el cual conocía y manejaba a la perfección total.

Trabajo con los sordos

Transcurrieron algunos años y el padre de Alexander Graham Bell recibe la noticia de la invitación por parte de la rectora de la Boston School for Deaf Mutes, Sarah Fuller, para que fuese el responsable de entrenar a sus instructores en cuanto al manejo correcto del lenguaje de señas, sin embargo, el padre de Graham no quiso aceptar la propuesta y le cedió el lugar a su hijo.

Es importante recordar que la Boston School for Deaf Mutes (escuela para sordomudos, que en la actualidad sigue prestando servicios como The Horace Mann School for the Deaf and Hard of Hearing en Boston, Massachusetts, Estados Unidos) ha sido considerada desde su primer momento de creación como una de las instituciones más prestigiosas y respetadas del continente, sobre todo por la comunidad de sordomudos.

La Biografía de Alexander Graham Bell señala que el joven no dudó en aceptar la oferta planteada por su padre y en el mes de abril del año 1871 empacó sus maletas para emprender viaje con destino a la ciudad de Boston, terminando un llamativo plan de estudios.

Tiempo después le plantearon la posibilidad de volver a repetir el programa, pero ésta vez sus clases estarían dirigidas a los instructores de la Escuela Americana para Sordomudos, con sede en Hartford y en la Escuela Clarke para Sordos que se encuentra situada en Northampton. Lo cierto es que Alexander Graham Bell aceptó ambas propuestas, por lo que tuvo que permanecer varios meses fuera de su hogar.

Se dice en la Biografía de Alexander Graham Bell que el joven científico permaneció alejado de su casa por compromisos laborales aproximadamente unos seis meses y luego de ese tiempo regresó a casa en Brantford. De vuelta a casa, continuó realizando sus experimentos con su “telégrafo amónico”, uno de sus inventos más atractivos e interesantes.

La idea principal que tenía Alexander Bell respecto a su telégrafo armónico era la de poder enviar los mensajes mediante un mismo alambre mientras cada mensaje fuera enviado en un diferente pulso. No estando seguro de su futuro, contempló la posibilidad de regresar a Londres para concluir sus estudios, sin embargo, decidió volver a Boston como profesor.

Durante esa temporada recibió el apoyo directo por parte de su padre, quien le colaboró en sus comienzos haciendo enlace con Gardiner Greene Hubbard, quien para ese entonces era el presidente de la Escuela Clarke para Sordos, de quién recibió una recomendación. Alexander Bell se dedicó por unos meses a aplicar el mismo sistema de enseñanza de su padre.

Fue así como en octubre de 1872 pudo aperturar una escuela en la ciudad de Boston que colocó por nombre Fisiología Vocal y Mecánicas del Habla (Vocal Physiology and Mechanics of Speech), que logró llamar la atención de muchas personas con problemas de audición. Se dice que solo a la primera clase pudieron asistir más de 30 estudiantes.

En la Biografía de Alexander Graham Bell también se hace especial mención a su desempeño como tutor privado, donde pudo conocer y comparte con muchas personas. De hecho, una de sus alumnas estrellas y más populares fue Helen Keller, que cursó clases con Bell desde que era muy joven, sin la capacidad de ver, hablar o escuchar.

Algunos años más tarde, la propia estudiante Keller expresó que Bell había dedicado su vida a la penetración del “inhumano silencio que separa y estrangula”.

Teléfono

Para nadie es un secreto que el científico británico Alexander Graham Bell saltó a la fama mundial especialmente por la invención del teléfono, un aparato que llegó para facilitar la comunicación entre las personas. Pero más allá del invento del teléfono, lo cierto es que desde su primer momento de creación, éste aparato ha estado envuelto en polémicas y muchas confusiones, sobre todo en cuanto a quién fue su verdadero inventor.

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Se dice que Alexander Graham Bell tuvo que enfrentarse a muchas acusaciones en su contra tras haber sido descrito por algunos como el verdadero inventor del teléfono. Hay quienes sostienen que durante su época, Bell debió luchar contra  más de 600 demandas en su contra por parte de sus competidores, entre los que destaca las del inventor Elisha Gray, quien defendió la prioridad de su patente.

Otra de las demandas a la que se enfrentó Bell fue a las de Antonio Meucci, un inventor italiano cuyas patentes por el invento del teléfono había desaparecido del registro. Lo cierto del caso es que Alexander Graham Bell siempre tuvo la habilidad de defender sus derechos legales ante los tribunales, tanto así que desde hace más de cien años se le considera como el principal y verdadero inventor del teléfono.

No obstante, recientemente salió a la luz una polémica decisión que fue emitida por los miembros de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos donde se declara al italiano Antonio Meucci como el verdadero inventor del teléfono. La decisión se publicó en fecha 2002 y volvió a despertar la polémica en torno a quién fue el legítimo creador del innovador aparato de comunicación.

Más allá de la polémica y confusión que existe en cuanto al inventor del teléfono, no se puede poner en duda el hecho de que fue Alexander Graham Bell el responsable de convertir este aparato en toda una revolución comunicacional, gracias principalmente a la fundación de su empresa Bell Telephone Company, con la que impulsó la popularidad del aparato en todo el mundo.

Trabajos iniciales

En la Biografía de Alexander Graham Bell se menciona que el científico pasó muchos años de su vida trabajando en el invento del teléfono. Se dice que para la década de 1874, sus primeros pasos en el “telégrafo armónico”comenzaba a consolidarse, con progresos realizados tanto en su nuevo laboratorio de Boston (un centro alquilado) como en su casa familia ubicada en Canadá.

Durante su paso por Brantford, Alexander Bell continuó realizando sus experimentos, ésta vez haciendo uso de un  “fonoautógrafo” un aparato parecido a una pluma que podía dibujar formas de ondas sonoras sobre un vidrio ahumado trazando sus vibraciones. Bell creyó que podría ser posible generar corrientes eléctricas ondulantes que se correspondieran a las ondas de sonido.

Bell además tuvo la idea de que usando diferentes lengüetas de metal sintonizadas a determinadas frecuencias (como en un arpa de boca) podría convertir las corrientes ondulantes en sonido. Sin embargo, para ese momento el joven no contaba con un modelo de trabajo para demostrar la factibilidad de estas ideas.

Ya para la década de 1874, el tráfico de mensajes telegráficos se estaba prolongando de manera veloz, y en las palabras del Presidente de la Western Union William Orton, se había transformado en “el sistema nervioso del comercio”. Orton había contratado a los inventores Thomas Alva Edison y Elisha Gray para buscar la manera de enviar múltiples mensajes telegráficos en cada línea telegráfica para evitar así gran costo de la construcción de nuevas líneas.

Después de que Alexander Graham Bell aseguró que Gardiner Hubbard y Thomas Sanders se encontraban trabajando en un plan para lograr transmitir múltiples tonos en un cable telegráfico utilizando un aparato de múltiples lengüetas, los dos ricos promotores no dudaron en empezar a respaldar económicamente los experimentos llevados a cabos por Bell. Los asuntos de la Patente serían manejados por el abogado de Hubbard, Anthony Pollock.

Ya para la década de 1875, específicamente en el mes de marzo, tanto Bell como el abogado Anthony Pollok, se dispusieron a realizar una estratégica visita al reconocido científico Joseph Henry, quién para ese momento se encontraba al frente del Instituto Smithsoniano. Le consultaron su opinión respecto al aparato eléctrico de múltiples lengüetas con el que Bell esperaba transmitir la voz humana por telégrafo.

La opinión del científico Joseph Henry se enfocó en alagar las ideas que tenía en mente Alexander Bell, diciendo que él tenía “el germen de una gran invención”. Graham Bell aseguró no contar con los conocimientos necesarios para tal acción, a lo que Henry respondió ¡Consíguelos!.

Bell se sintió motivado a continuar intentado hallar el método más exitoso para su idea, más allá de que para ese momento él no poseía el equipo requerido para seguir con sus experimentos, y mucho menos tenía la capacidad de crear un plan de trabajo partiendo de sus ideas. No obstante, una reunión casual en 1874 entre Bell y Thomas Watson, un diseñador eléctrico experimentado y mecánico en la tienda de máquinas eléctricas de Charles Williams, cambió la situación por completo.

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Tras contar con el respaldo económico de Sanders y Hubbard, Alexander Graham Bell procede a hacerse de los servicios de Thomas Watson como su principal asistente y los dos hombres siguieron haciendo experimentos con la telegrafía armónica. Para el año 1875 ocurriría un accidente que despertó nuevamente la creatividad de Bell.

El 2 de junio de ese año, Watson desprendió de manera accidental una de las lengüetas y Bell, estando en el extremo receptor del alhambra, escuchó los matices de la lengüeta; los armónicos que eran suficientes para enviar el mensaje, revelándole que solo se requería una lengüeta o armadura y no varias.

Todo eso impulsó a Alexander Graham Bell a la idea de replantear el teléfono autoexcitado, que estaba en la capacidad de enviar no solo la voz sino también los sonidos, pero que todavía no podía pronunciar palabras con la nitidez esperada.

La carrera hacia la oficina de patentes

En la década de 1875, Alexander Graham Bell creó un telégrafo armónico del cual pidió se le reconociera la patente. Desde que había llegado al trato de compartir los resultados obtenidos en los Estados Unidos con sus inversores, Gardiner Hubbard y Thomas Sanders, Bell pidió que un asociado en Ontario, el político canadiense George Brown, intentó patentarlo en Gran Bretaña.

Instruyendo a sus representantes legales para pedir una patente en los Estados Unidos solo luego de recibir la confirmación de la patente en Gran Bretaña (recordemos que para esa época, Gran Bretaña solo emitía patentes para descubrimientos no patentados previamente en otros lugares del mundo).

Al mismo tiempo, Elisha Gray se encontraba realizando sus propios experimentos con telegrafía acústica y pensaba en una forma de pronunciar el habla utilizando un transmisor de agua. El 14 de febrero del año 1876, Gray presentó una patente simplificada (sin un examen de los aspectos sometibles a patente, y con una duración de un año) ante la Oficina de Patentes de los Estados Unidos, sobre un diseño de teléfono que usaba un transmisor de agua.

Ese mismo día, el representante legal de Alexander Graham Bell procedió a presentar la solicitud de Bell ante la oficina de patentes. Que ambos científicos, tanto Bell como Gray, hayan presentado la solicitud de patentar su invento al mismo tiempo, generó que se iniciara un debate en cuanto a quién llegó primero al lugar.

Gray, posteriormente, desafió la primacía de la patente de Bell. Alexander Graham se encontraba en Boston el 14 de febrero y no pudo llegar a Washington sino hasta el 26 de febrero. Al final la patente le fue otorgada a Bell con fecha 7 de marzo de 1876 por parte de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, representado una victoria para la vida de Bell.

La patente emitida por la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos abarcaba:

"el método y el aparato para transmitir los sonidos vocales u otros sonidos telegráficamente... causando ondulaciones eléctricas similares en forma a las vibraciones del aire que acompaña a dicho sonido vocal u otro sonido." 

En la Biografía de Alexander Graham Bell se indica que el joven científico, después de la decisión respecto a la patente, decidió regresar a Boston , y a la mañana próxima reactivó el trabajo, dibujando en su cuaderno un diagrama parecido al patentado por Gray.

Transcurrieron aproximadamente tres días desde que se emitió la patente a favor de Bell, para que éste científico británico lograRa que su teléfono tuviese la función esperada, empleando un transmisor líquido parecido al diseño de Gray. La vibración del diafragma provocó que una aguja vibrara en el agua, variando la resistencia eléctrica en el circuito.

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Cuando Alexander Graham Bell pronunció su popular frase “Mr. Watson-ven aquí-quiero verte” en el transmisor líquido, Watson, quien se encontraba en el otro extremo a una considerable distancia, pudo percibir el mensaje con precisión, lo que hacía pensar que el aparato funcionaba muy bien y sin ningún inconveniente.

La polémica continuó rondando la vida de Alexander Graham Bell debido a que comenzó a ser acusado por muchos de haber robado la idea del teléfono planteada por Gray. Más allá de que sigue siendo señalado de robar la idea de Gray, lo cierto es que Bell usó el diseño del transmisor de agua de Gray solo después de que se le concediera su propia patente.

A partir del mes de marzo del año 1876, Bell se enfocó en perfeccionar el teléfono electromagnético y nunca usó el transmisor líquido de Gray en sus presentaciones que hacía al público, tampoco en términos comerciales. La cuestión de la prioridad del uso de la resistencia eléctrica variable en el teléfono fue planteada por el examinador antes de que se aprobara la solicitud de patente de Bell.

Le explicó a Bell que su reclamación sobre la característica de la resistencia variable también estaba descrita en la solicitud de Gray. Graham Bell señaló un dispositivo de resistencia variable en una de sus patentes anteriores, en la que se describiría un recipiente lleno de mercurio, no de agua.

Recordemos que Bell había realizado la solicitud meses antes del dispositivo con mercurio en la oficina de patentes, específicamente el 25 de febrero de 1875, mucho tiempo antes de que Gray presenta la idea de su dispositivo con agua. Además hay que tener en cuenta que Gray no procedió a renovar su solicitud de patente, aparte de que nunca impugnó la prioridad de Bell, por lo que al final la patente quedó oficialmente en manos de Bell por decisión emitida un 3 de marzo de 1876.

Ya para ese momento, Graham Bell había transformado el teléfono de resistencia variable, pero Bell fue el primero en documentar la idea y el primero en probarla con éxito en un teléfono. El examinador de patentes, Zenas Fisk Wilber, declaró tiempo después a través de un acta notarial, que era un alcohólico que estaba muy endeudado con el abogado de Bell, Marcellus Bailey, con quien había servido en la Guerra Civil.

Aseguró que había enseñado la patente de Gray a Bailey. Wilber también alegó (después de que Bell llegó a Washington DC desde Boston) que mostró la patente de Gray a Bell, y que Bell le había cancelado la suma de 100 dólares a cambio de que le mostraba la patente. Bell dijo que discutieron la patente solo en términos generales, aunque en una carta a Gray, reconoció que aprendió algunos detalles técnicos.

Siguientes progresos

En la Biografía de Alexander Graham Bell se especifica que el científico siguió realizando sus experimentos en Brantford, logrando llevar a su casa un modelo de trabajo de su teléfono. El 3 de agosto de 1876, desde la oficina de telégrafos en Mount Pleasant, a 8 kilómetros de separación de Brantford, Bell transmitió un telegrama tentativo indicando que estaba listo.

El lugar se encontraba repleto de curiosos espectadores como testigos quienes pudieron escuchar unas suaves y disminuidas voces por medio del dispositivo. Al día siguiente sorprendió a los invitados y a su familia cuando recibió un mensaje en su casa de Brantford, desde una distancia aproximada de seis kilómetros, a través de un improvisado cable amarrado a líneas telegráficas y cercas, y colocado a través de un túnel.

En esa oportunidad, los testigos curiosos que se encontraban en la oficina, lograron oír con mayor claridad a la gente leyendo y cantando desde Brantford. Estos experimentos demostraron que el aparato conocido como el teléfono estaba en la capacidad de funcionar a la perfección, sin importar la distancia que existiera entre el emisor y el receptor del mensaje.

Una vez que comprobaron la funcionalidad del aparato creado, Alexander Bell y sus socios, Hubbard y Sanders, estudiaron la posibilidad de venderle la idea original a la compañía Western Union por la suma de 100 mil dólares, sin embargo la directiva de dicha empresa no aceptó la oferta, alegando que el teléfono simplemente era un juguete y que no tendría buenos resultados.

La opinión de Western Union respecto al teléfono cambió drásticamente dos años después, cuando el presidente de la compañía se reunión con Bell y sus socios para plantearse la posibilidad de adquirir la patente del aparato, eso sí, por una suma de dinero menor, específicamente 25 millones, no obstante para ese momento la empresa de Bell ya no estaba interesada en vender la patente.

Los patrocinadores de Alexander Bell rápidamente se volvieron personas millonarias, mientras que Bell supo administrar perfectamente la parte que le correspondió del negocio, tanto así que en un determinado tiempo llegó a acumular activos por un valor de casi un millón de dólares. Cuando estuvo seguro de la funcionalidad del teléfono, Bell empezó a dictar una serie de conferencias y a hacer demostraciones de carácter público por muchos lugares.

La idea que tenía Bell en mente era la de dar a conocer en todo el mundo éste nuevo aparato que facilitaría la comunicación entre las personas. Su primer objetivo fue darlo a conocer entre la comunidad científica, para luego expandir su idea hacia el público en general.

Uno de los momentos más importantes de Bell respecto a su invento del teléfono ocurrió en la década de 1872, cuando tuvo la oportunidad de encontrarse cara a cara con el entonces presidente de los Estados Unidos, Rutherford Hayes, a quien le explicó presencialmente cómo funcionaba el teléfono. El mandatario quedó sorprendido con el aparato y aseguró que era un gran invento, pero se preguntó quién querría utilizarlo.

Su demostración en la exposición del centenario en Filadelfia en 1876, logró que el teléfono apareciera como principal titular en muchos medios de comunicación de la época, no sólo en los Estados Unidos sino en gran parte del mundo, comenzando así una gran revolución comunicacional respecto a éste nuevo aparato que entraba en el mercado.

A dicha exposición asistieron destacadas personalidades, entre ellas el emperador Pedro II de Brasil, quién tuvo la oportunidad de presenciar el invento realizado por Alexander Graham Bell. Tiempo más tarde, el propio Bell le mostró personalmente el teléfono a William Thomson, primer barón Kelvin, el renombrado científico escocés, por sus estudios de termodinámica, y hasta a la reina Victoria I del Reino Unido.

Precisamente la reina Victoria I del Reino Unido, después de observar el teléfono, solicitó una audiencia de carácter privado en el Castillo de Osborne, en su hogar de la isla de Wight, con la intención de estudiar detalladamente el aparato. La opinión de la reina respecto al teléfono fue fantástica, dijo que le parecía extraordinario el invento creado por Bell.

Había una característica con la que contaba Alexander Bell en cada una de sus demostraciones en público y era la alegría que impregnaba, factor que le ayudó mucho para que el teléfono pudiera ser aceptado con rapidez entre la sociedad, convirtiéndose en uno de los inventos comunicacionales más importantes de todos los tiempos.

Con el transcurrir de los años, Alexander Graham se enfocó en crear su propia compañía para promocionar su invento. La empresa llevó por nombre Bell Telephone Company, la cual se creó en la década de 1877 y pocos años después de su lanzamiento, se estimó que más de 150 mil personas solo en los Estados Unidos, ya contaban con teléfonos en sus manos.

La popularidad del teléfono en los Estados Unidos creció de forma acelerada y exitosa, tanto así que los ingenieros de la compañía de Bell se dedicaron por varios años en hacerle diferentes modificaciones al modelo original del teléfono creado por Graham, hasta alcanzar el aparato deseado y perfecto. Lo cierto es que el teléfono se convirtió en uno de los productos más exitosos de la era.

Para la década de 1879, la compañía liderada por Alexander Bell adquirió las patentes de Edison para el micrófono de carbón de la Western Union, lo que provocó que el aparato fuese ahora mucho más eficaz para la comunicación a largas distancias, al contrario del transmisor accionado por voz de Bell que requería que los usuarios gritaran en él para que se oyera en el teléfono de recepción, aún en las distancias cortas.

El 25 de enero de 1915, Alexander Bell envío la primera llamada telefónica transcontinental, desde el 15 de Day Street en la ciudad de Nueva York, que fue recibida por Thomas Watson en el 333 de Grant Avenue en la ciudad de San Francisco, California. Para ese momento el The New York Times informó lo siguiente:

El 9 de octubre de 1876, Alexander Graham Bell y Thomas Watson hablaron por teléfono el uno con el otro mediante un alambre tendido entre Cambridge y Boston. Esa fue la primera conversación mantenida a través de un alambre.

En la tarde de ayer (25 de enero de 1915) los mismos hombres hablaron por teléfono mediante un cable de 3400 millas entre Nueva York y San Francisco. El señor Bell se encontraba en Nueva York y su socio el señor Watson estaba en el lado opuesto del continente. Ellos se escucharon más claramente que en la primera conversación, de hace 38 años.

La figura de Alexander Graham Bell fue usada de forma reiterada por AT&T y las empresas del grupo en sus campañas publicitaria, como parte de una elaborada política de imagen. Más allá de su presencia en las ceremonias, Bell no desempeñó ningún papel activo en el desarrollo técnico del negocio que se creó en torno a su patente.

Competidores

Desde su primer momento de creación, la compañía Bell Telephone Company entró al mercado como una latente competidora para las demás empresas de telecomunicación existentes para la época. A lo largo de más de 18 años, la compañía enfrentó muchas demandas de científicos que afirmaban haber creado el teléfono, pero en cada una de las demandas, la compañía salió victoriosa.

Las notas del laboratorio de Bell y las cartas a la familia eran la clave para establecer con precisión las fechas del origen de sus experimentos. Entre las más de 600 demandas ejercidas en contra de la compañía Bell Telephone Company, una de las más sonadas fue la que interpuso el inventor de origen italiano Antonio Meucci, quien desde un primer momento alegó ser el verdadero inventor del teléfono, un invento que habría realizado en su país natal en 1834.

Varios años más tarde, específicamente en 1876, el italiano Antonio Meucci citó a Alexander Graham Bell para que se enfrentará a la justicia con el objetivo de aclarar quién había sido el verdadero inventor del teléfono. Los modelos de funcionamiento de Meucci se habían perdido, según se decía, por exactamente el mismo laboratorio de la Western Union en donde Bell hizo sus experimentos.

El italiano Meucci no pudo ganar el caso, principalmente porque no contaba con los documentos que avalan que él había sido el inventor del teléfono. El trabajo de Meucci, como el de muchos otros científicos de la época, estaba basado en principios acústicos anteriores. Tuvieron que transcurrir más de cien años para que la justicia determinara que Meucci había sido el primer inventor del teléfono.

Recordemos que el 11 de junio del año 2022, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, emitió una polémica decisión en la cual que reconoce el trabajo de Meucci como principal inventor del teléfono, aunque dicha decisión de carácter moral no tuvo repercusiones materiales. La resolución fue emitida, en parte, a los esfuerzos realizados por los integrantes del Congreso Vito Fossella.

Aparte de la demanda de Meucci, Alexander Graham Bell también se enfrentó a otros problemas legales tras haberse atribuido la responsabilidad de ser el inventor del teléfono. En la Biografía de Alexander Graham Bell se especifica que éste científico pidió hasta su muerte con litigios relativos a la patente del teléfono.

Uno de estos problemas legales se presentó luego del retraso en el pago del importe para la patente alemana y la firma eléctrica Siemens y Halske se convirtió en un fabricante rival de los teléfonos diseñados por Alexander Bell bajo su propia patente, generando copias casi iguales del teléfono de Bell sin pagar ningún tipo de derechos.

Una serie de acuerdos en otros países consolidaron finalmente la implantación mundial del teléfono. Los problemas legales a los que se enfrentó a lo largo de su vida Alexander Bell influenciaron directamente en su compañía, la cual se vio duramente afectada en cuanto a su operatividad, que se vio notablemente disminuida.

Muchas de las demandas eran repetidas, y se fueron resolviendo debido a la resignación de los causantes con el transcurrir del tiempo, como la demanda del inventor Elisha Gray (que también había patentado por su cuenta un dispositivo telefónico y reclamó sus derechos ante los tribunales).

En el año 2013 investigadores del Smithsonian recupera la voz de Graham Bell, grabada en discos de cera y cartón de 125 años atrás, por medio de tecnología óptica.

Reivindicación póstuma de Antonio Meucci como inventor del teléfono

En el año 2002, específicamente el 11 de junio, salió publicada una resolución por parte de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, en la que se reconoce de manera legal el trabajo del italiano Antonio Meucci como el inventor del teléfono. A través de dicha resolución se indica que no fue Alexander Graham Bell quién inventó el aparato, sino Meucci.

La resolución de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos también indica que Meucci demostró y publicó su inventó en el año 1860, concluyendo con un reconocimiento a su autoría de mencionado invento.

Vida en familia

En la década de 1877, cuenta la Biografía de Alexander Graham Bell, que el científico procedió a fundar su compañía Bell Telephone Company y ese mismo año, días después de la fundación de la empresa, el recordado personaje contrajo matrimonio con una mujer de nombre Mabel Hubbard. La unión entre ambos se llevó a cabo en la finca de los Hubbard en Cambridge (Massachusetts)

Luego de casarse con Mabel Hubbard, la pareja de recién casados se va de luna de miel por más de un año y eligieron el continente europeo como la mejor opción para su disfrute como esposos. Durante ese viaje, Alexander Bell llevó un modelo de su teléfono con él. La pareja se había conocido muchos años atrás y mantuvieron un noviazgo prolongado.

Sin embargo, Alexander Bell no había querido dar el paso hacia el matrimonio con Mabel Hubbard hasta que no estuviese financieramente seguro. Si bien es cierto que el teléfono resultó ser un éxito inmediato, aún para ese momento no representaba para su vida una fuente de ingreso sólida y rentable. Las principales fuentes de la renta de Bell eran las conferencias hasta después de 1897.

La pareja de enamorados logró procrear un total de cuatro hijos. La primera fue una niña a quien colocaron por nombre Elisa, luego vino Maybell, que se casaría con Gilbert Grosvenor, editor de la National Geographic Society. La tercera hija del matrimonio fue Marian Hubbard Bell, mejor conocida como Daisy. Después vinieron otros dos hijos que fallecieron en su infancia.

En la Biografía de Alexander Graham Bell también se hace referencia a la entrega de la nacionalidad estadounidense que recibió el científico en la década de 1882. Es importante recordar que por varios años, la familia de Bell estuvo residenciada en la ciudad de Washington D.C, donde el científico instaló su laboratorio y en donde desarrolló gran parte de sus experimentos.

En la década de 1915, Alexander Bell describió su estado como: “No soy uno de esos americanos escritos con guion que afirman lealtad a dos países”. Más allá de aquel polémico comentario, Bell sería reclamado como “hijo nativo” por países como Canadá, Escocia y los Estados Unidos.

En verano de 1885, la familia Bell decidió disfrutar de unas merecidas vacaciones en la isla del Cabo Bretón, en Nueva Escocia, pasando una corta temporada en la pequeña aldea de Baddeck. Cuando volvió en 1886, Alexander Graham empezó a construir un inmueble en medio del campo de Baddeck, con vista al lago Bras d´Or.

Ya para 1889, había una casa inmensa, nombrada como The Lodge (La casa de campo) y dos años después, empezó la construcción de un complejo mucho más extenso de edificios que el propio Bell llamaría como “montaña hermosa” en honor a las ancestrales Tierras Altas de Escocia de Alexander. Bell pasaría sus últimos días y algunos de sus años más productivos en la residencia de Washington D.C y en Beinn Bhreagh.

Invenciones posteriores

Si bien es cierto que Alexander Graham Bell está ampliamente conocido en el mundo por su vinculación con el invento del teléfono, también es una realidad que éste científico llevó a cabo otras importantes invenciones que lo llevaron a ser considerado como uno de los genios más destacados de la historia mundial, dejando un importante legado para las nuevas generaciones.

Los intereses de Alexander Bell eran muy variados. De acuerdo a uno de sus biógrafos, Charlotte Gray, la labor desempeñada por Bell osciló “sin restricciones a través del paisaje científico” y a menudo se fue a la cama leyendo con voracidad la Enciclopedia Británica, detonante para nuevas áreas de interés en su vida.

La habilidad y creatividad que poseía Alexander Graham Bell lo llevó a ser reconocido oficialmente con 18 patentes que le fueron concebidas, además de otras 12 patentes compartidas con otros colaboradores de la época. En total se incluyen 14 para el teléfono y el telégrafo, cuatro para el fotófono, una para el fonógrafo, cinco para vehículos aéreos, cuatro para hidro aeroplanos y dos para las células de selenio.

No se puede poner en duda que Alexander Graham Bell fue uno de los genios más importantes de la historia. Sus creaciones englobaron una extensa gama de intereses e incluían un “pulmón de acero” para ayudar en la respiración, un audímetro para detectar problemas de audición leve, un dispositivo para localizar icebergs, investigaciones sobre la manera de separar la sal del agua del mar, y sus trabajos en la búsqueda de combustibles alternativos.

Bell también se dio a conocer por sus investigaciones referente a la medicina, además de ser el creador de importantes métodos de aprendizaje para las personas con dificultades de audición, a través del cual muchos sordos pudieron aprender a hablar. En su paso por el Laboratorio Volta, él y sus aliados, consideraron la posibilidad de grabar un campo magnético en un disco como medio de reproducción del sonido.

Si bien es cierto que Bell y sus asociados intentaron desarrollar el concepto, no pudieron impulsar un prototipo viable. Desistieron de la idea, sin darse cuenta de que habían vislumbrado un principio básico que un día encontraría su aplicación en el magnetófono, las unidades de disco duro, los disquetes y otros medios de almacenamiento magnético.

En la vivienda donde residía Alexander Bell también se emplearon interesantes métodos creativos, por ejemplo, usaba una forma primitiva de aire acondicionado, con ventiladores que impulsan corrientes de aire a través de grandes bloques de hielo. Además anticipó preocupaciones modernas como la escasez de combustible y la contaminación industrial.

El científico llegó a pensar que el gas metano, podría producirse a partir de los residuos de las granjas y las fábricas. En su estado canadiense de Nueva Escocia, experimentó con el compostaje de residuos y dispositivos para captar agua de la atmósfera. En una entrevista para una revista publicada poco antes de su fallecimiento, reflexionó sobre la posibilidad de usar paneles solares fotovoltaicos para calentar viviendas.

Fotófono

Además del teléfono tradicional, Alexander Graham Bell también tuvo la creatividad de inventar junto a su asistente Charles Sumner Tainter, un teléfono inalámbrico, que colocaron por nombre “fotófono”, lo que facilitó el envío de sonidos y conversaciones humanas a través de un haz de luz. Los dos hombres más tarde se convirtieron en asociados en pleno derecho en el Laboratorio Volta.

El 21 de junio de 1880, el asistente de Graham se encargó de enviar un mensaje de voz con su sistema de teléfono móvil a una larga distancia. Él se ubicó en la azotea de la Franklin School (en Washington) y el receptor del mensaje se ubicaba en la ventana del laboratorio de Bell, es decir, entre emisor y receptor había aproximadamente 200 metros de distancia. Esto sucedió 19 años antes de la primera transmisión de voz por radio.

Alexander Bell se mostró muy contento con el invento del fotófono, tanto así que en una oportunidad lo llegó a considerar como uno de sus mayores logros en su vida. Incluso, poco antes de su fallecimiento, expresó a un periodista que “El fotófono es la invención más grande que jamás he hecho, mayor que el teléfono”.

Se podría decir entonces que el fotófono fue uno de los primeros inventos en cuanto a la comunicación por fibra óptica que logró alcanzar impresionantes niveles de popularidad en todo el planeta, especialmente en los años 1980. La patente principal se publicó en diciembre de 1880, muchas décadas antes de que los principios del fotófono llegarán a ser de uso popular.

Detector de metales

La Biografía de Alexander Graham Bell también reseña el aporte que realizó este importante científico en cuanto a la implementación de uno de los primeros modelos de detector de metales que se haya conocido en la historia de la humanidad. El invento lo desarrolló en la década de 1881 y nació con la idea de hallar la bala alojada en el cuerpo del presidente de los Estados Unidos, James Garfield

Garfield había sido víctima de un atentado en su contra que terminó acabando con su vida días después de recibir el ataque. De acuerdo a algunas hipótesis, el detector de metales desarrollado por Bell funcionó sin ningún inconveniente en las pruebas, sin embargo no fue posible hallar la bala del asesino, principalmente porque el armazón de la cama de metal en la que yacía el presidente perturbó el funcionamiento del aparato.

De acuerdo a las versiones, los médicos cirujanos que se encargaron de atender al presidente Garfield no estaban a favor de la utilización del detector de metales desarrollado por Bell, incluso se dice que se opusieron a trasladar al mandatario a una cama sin piezas ni muelles de metal, tal y como lo había solicitado el propio Bell para que pudiese funcionar el aparato.

Alternativamente, aunque Alexander Graham había observado un leve sonido en su primera prueba, la bala podía haber estado incrustada muy profundo y por esa razón el dispositivo inventado por Bell no había podido lograr encontrar la bala en el cuerpo del presidente. Lo cierto es que fue un comienzo un poco desafortunado para Bell y su detector de metales.

La relación detallada del caso que fue presentada por el propio Graham y por dirigentes de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia en el año 1882, difiere en muchos aspectos particulares de la mayoría de las versiones difundidas hasta la actualidad, sobre todo al sacar la conclusión de que el metal exterior no era el responsable de la imposibilidad de encontrar la bala. Sorprendido por los resultados que había obtenido durante un estudio de Garfield, Alexander Graham

“Volvió a la Residencia Presidencial a la mañana siguiente para comprobar con los cirujanos si estaban completamente seguros de que todo el metal había sido retirado de la zona de la cama. Fue entonces cuando recordó que debajo del colchón de crin de caballo en que el presidente yacía, había otro colchón formado por alambres de acero.

“Tras obtener un duplicado, encontró que el colchón consistía en una especie de red entretejida de alambres de acero, con grandes mallas. El alance del área que produce una respuesta del detector, era tan pequeña en comparación el área de la cama, que parecía razonable concluir que el colchón de acero no había producido ningún efecto perjudicial en el dispositivo”.

En un comentario pronunciado por el propio Bell, aseguró que “La muerte del Presidente Garfield y el posterior examen post mortem, sin embargo, demostraron que la bala estaba a demasiada distancia de la superficie como para ser detectada por nuestro aparato”.

Hidroala

En la década de 1906, la prestigiosa revista Scientific American, realizó la presentación de un interesante trabajo de investigación que llevó a cabo el estadounidense William Meacham, a través del cual detalla el principio básico del hidroala y de los botes hidroplanos. De acuerdo a lo expresado por Alexander Bell, el invento del hidroavión significó un logro muy importante.

Alexander Bell utilizó a su favor cada elemento reflejado en el artículo realizado por Meacham y a partir de allí empezó a esbozar conceptos de lo que ahora se conoce como un hidroavión. Bell y su asistente Frederick Baldwin empezaron a experimentar con el hidroala, específicamente en verano de 1908, como una posible ayuda al despegue de aviones desde el agua.

Baldwin se encargó de analizar detalladamente la obra del inventor de origen italiano Enrico Forlanini y empezó a fabricar algunos diseños de prueba. Esto llevó a Alexander Graham a experimentar en la creación de carros acuáticos que en la práctica era hidroalas.

Entre los años 1910 y 1911, Alexander Graham Bell y Baldwin realizaron una importante gira por diferentes países del mundo. Durante esos viajes, ambos tuvieron la oportunidad de sostener un encuentro con Forlanini, específicamente en Francia. Los tres hicieron recorridos en el hidroala de Forlanini, paseándose por las agua del lago Mayor.

Haberse montado en el hidroala de Forlanini representó para Bell y Baldwin una experiencia única y agradable, de hecho llegaron a describir el momento como la sensación de volar. Cuando regresaron a Baddeck, fueron desarrollados una serie de conceptos iniciales como modelos experimentales, incluyendo el Donnas Beag “Pequeño Diablo”, el primer hidroala autopropulsado Bell-Baldwin.

Estos primeros modelos desarrollados eran básicamente prototipos de conceptos de prueba que culminaron en el HD-4, un diseño más completo y consolidado que llegó a ser promocionado por motores Renault. Se logró una velocidad máxima de 87 kilómetros por hora con el catamarán, que exhibió una gran aceleración y buena estabilidad y dirección, con la capacidad de tomar olas sin inconvenientes.

En la década de 1913, de acuerdo a lo que dice la Biografía de Alexander Graham Bell, éste científico tomó la decisión de contratar los servicios de Walter Pinaud, quién para ese momento estaba considerado como uno de los mejores diseñadores y constructores de yates de Sídney, además de ser el dueño del Astillero Pinaud en Westmount, Nueva Escocia, para trabajar en los pontones del HD-4.

En poco tiempo, Pinaud se convirtió en el responsable principal de los astilleros de los Laboratorios Bell en Beinn Bhreagh, en las proximidades del edificio de Bell en Baddeck, Nueva Escocia. Pinaud poseía una extraordinaria habilidad para para la construcción de embarcaciones, lo que le ayudó a hacer cambios de diseño necesarios para el HD-4.

Una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, empezaron los trabajos para el lanzamiento oficial del HD-4. El informe de Bell a la Armada de los Estados Unidos le permitió recibir dos motores de 350 hp en julio de 1919. Ese mismo año, pero en el mes de septiembre, el HD-4 estableció un nuevo récord mundial en cuanto a velocidad marina, alcanzando 114 kilómetros por hora, un registro que perduró por más de diez años.

Aeronáutica

En el año 1891, Alexander Graham empezó a trabajar en nuevos experimentos para crear aeronaves propulsadas más pesadas que el aire. La AEA se creó cuando Bell compartió la visión del vuelo con su entonces esposa, quién se recomendó que buscara apoyo “Joven” dado a que él para ese momento tenía 60 años de edad y, según su esposa, necesitaba ayuda de personas más jóvenes y con nuevas ideas.

En 1898, Graham experimentó con cometas caja tetraédricas y alas construidas uniendo muchas de estas cometas forradas con tela de seda de color carmesí. Bell fue impulsado en gran medida por la labor desempeñada por el ingeniero aeronáutico de origen australiano Lawrence Hargrave con cometas caja tripuladas.

La historia indica que el australiano Hargrave siempre se opuso a la idea de patentar cada una de sus creaciones e inventos, algo parecido a lo que ocurrió con Alexander Bell, quién en reiteradas oportunidades se resistió a la idea de pedir patentes para muchos de sus inventos.

Tal y como sucedió con Hargrave, Alexander Bell también seleccionó la seda de color carmesí, por considerar que ésta se notaba con mayor facilidad sobre el cielo de color claro para llevar a cabo análisis  fotográficos sobre sus experiencias de vuelo. Las alas tetraédricas fueron nombradas Cygnet I, II y III, y fueron probadas – tanto tripuladas como no tripuladas – (Cygnet I se estrelló durante un vuelo que trasladaba a Selfridge) en el periodo comprendido entre 1907-1912.

Es importante señalar que muchas de las cometas diseñadas e impulsadas por Alexander Bell se pueden apreciar e la actualidad en el Alexander Graham Bell National Historic Site, donde los visitantes tienen la oportunidad de observar de cerca cada uno de los inventos creados por el británico a lo largo de su exitosa carrera profesional.

Dice la Biografía de Alexander Graham Bell, que él siempre se mostró a favor de la investigación en ingeniería aeroespacial a través de la Aerial Experiment Association (en sus siglas AEA), organización creada de forma oficial en Baddeck, Nueva Escocia, en octubre de 1907 por solicitud de la entonces esposa de Bell, Mabel y con su respaldo económico luego de la venta de algunas de sus propiedades.

La AEA estuvo durante sus primeros años de fundación liderada principalmente por Alexander Bell, además de contar con el respaldo de sus miembros fundadores, que fueron cuatro jóvenes: El estadounidense Glen H. Curtiss, para entonces un fabricante de motocicletas que tenía el título de “hombre más rápido del mundo”,

Curtiss recibió tal apodo luego de haber pilotado una motocicleta fabricada por él mismo, y que posteriormente fue galardonada con el Scientific American Trophy para el primer vuelo oficial de un kilómetro en el Hemisferio Occidental y que tiempo después se convirtió en un fabricante de aviones de mucha popularidad en todo el mundo.

Otro de los miembros fundadores de la AEA fue el teniente Thomas Selfridge, un observador oficial del Gobierno Federal de los Estados Unidos, y una de las pocas personas en el ejército que creían que la aviación era el futuro. Otro fundador de la organización fue Frederick Baldwin, considerado como el primer británico-canadiense en pilotear un vuelo público en Hammondsport, Nueva York, y por último J.A.D McCurdy

Dos de estos miembros fundadores, específicamente Baldwin y McCurdy estaban recientemente graduados de ingeniera de la Universidad de Toronto. El trabajo de la AEA logró calar en poco tiempo, convirtiéndose en una de las organizaciones más prestigiosas de la época. Progreso hacia las máquinas más pesadas que el aire, aplicando sus conocimientos de las cometas a los planeadores.

Pasando a Corning a continuación, la organización se encargó de desarrollar y fabricar el Red Wing, con estructura de bambú, recubierto de seda roja y alimentado por un motor reducido refrigerado por aire. El 12 de marzo de 1908, sobre Keuka Lake, el aparato realizó su despeje, en el primer vuelo público en América del Norte.

Algunos de los cambios positivos con los que contaba éste nuevo diseño de nave era que incluía una cabina para el piloto, además de un timón de cola (posteriores variaciones en el diseño original incorporarán alerones como medio de control de vuelo). Sin duda alguna que éste diseño se convirtió en poco tiempo e uno de los inventos referencias de la AEA, transformándose el alerón en un componente estándar en todos los aviones.

Después de aquel exitoso diseño, la AEA continuaría desarrollando nuevos modelos al mercado, por ejemplo el White Wing y el Junebug, los cuales funcionaron muy bien. Se cree que para finales de la década de 1908, se había efectuado alrededor de 150 vuelos sin contratiempo alguno, lo que hablaba muy bien del trabajo desempeñado por dicha organización.

A pesar del exitoso trabajo de la AEA, para esa época la organización ya había agotado sus reservas iniciales y solo una aportación extraordinaria de Mabel Gardiner de 15 mil dólares permitió seguir con los experimentos. El teniente Selfridge también se había convertido en la primera persona muerta en un vuelo con un vehículo motorizado más pesado que el aire en un accidente con un Wright Modelo A en Fort Myer, Virginia, el 17 de septiembre de 1908.

Un nuevo diseño sería lanzado al mercado por parte de la AEA. Se trató del famoso Silver Dart, una aeronave que reunía todos los avances reflejados en anteriores versiones, pero más actualizada y renovada. El 23 de febrero de 1909, el propio Alexander Bell tuvo la dicha de observar como el Silver Dart realizaba su primer vuelo, teniendo al frente al piloto McCurdy.

El primer vuelo del Silver Dart se llevó a cabo en Canadá, partiendo de la superficie congelada de Bras d´Or, Bell estaba preocupado porque creía que el vuelo era demasiado riesgoso y había dispuesto que un equipo médico estuviera presente. Tras haber concluido el vuelo de forma exitosa, la AEA se disolvió y el Silver Dart retornó a Baldwin y McCurdy, que fundaron la Canadian Aerodrome Company y luego hicieron una demostración de la aeronave al Ejército de Canadá.

Eugenesia

Al igual que ocurrió con gran parte de los pensadores y científicos de la época, dice la Biografía de Alexander Graham Bell que éste inventor estrella estuvo vinculado directamente con el movimiento eugenésico en los Estados Unidos de América. En la década de 1881 se encargó de investigar la tasa de sordera existente en Martha's Vineyard, Massachusetts y el 13 de noviembre de 1883, presentó a la Academia Nacional de Ciencias, su Memoir Upon the Formation of a Deaf Variety of the Human Race.

A través de dicho estudio, titulado en español /Memoria sobre la formación de una variedad sorda de la especie humana), Alexander Bell se encargó de concluir que los padres con alguna dificultad para escuchar, tenían más probabilidades de tener hijos con condiciones de sordera, además de hacer la recomendación a aquellas parejas sordas a no casarse.

Se cree que fue su afición por la cría de ganado la que condujo a su designación para el David Starr Jordan´s Committee on Eugenics (Comité de Eugenesia David Starr Jordan), bajo el respaldo de la Asociación de Criadores de América. Dicho comité extendió inequívocamente sus postulados a la especie humana.

Desde el periodo comprendido entre 1912 y 1918, Alexander Graham Bell tuvo la responsabilidad de dirigir la junta de asesores científicos de la Eugenics Record Office, asociada con el Laboratorio de Cold Spring Harbor con sede en la ciudad de Nueva York. Durante esos años también acudió de forma regular a las reuniones que se celebraban.

En la Biografía de Alexander Graham Bell también se indica que el científico británico de destacó como Presidente honorario del Segundo Congreso Internacional de Eugenesia, el cual se llevó a cabo en la ciudad de Nueva York en el año 1921 bajo los auspicios del Museo Americano de Historia Natural.

Organizaciones como las mencionadas anteriormente se mostraron a favor de la aprobación de normativas que establecieran la esterilización obligaba de personas consideradas, como Bell las llamó, una “variedad defectuosa de la raza humana”. Ya para finales de los años treinta, más de la mitad de los estados que conforman los Estados Unidos, contaban con leyes eugenésicas y las leyes de California fueron un modelo para leyes eugenésicas en la Alemania nazi.

Premios

La Biografía de Alexander Graham Bell reseña que a lo largo de su exitosa vida, el científico tuvo la dicha de ser reconocido con importantes premios, entre ellos el Premio Volta de la Academia Francesa de Ciencias, un reconocimiento que recibió en la década de 1880 debido a su ardua labor desempeñada. El premio vino acompañado de una importante suma de dinero (50 mil francos) los cuales destinó para el desarrollo de un nuevo proyecto, el fotófono, en colaboración con Charles Sumner Tainter.

Éste nuevo invento por parte de Bell tenía el objetivo de tratar de transmitir el sonido usando un rayo de luz, un precursor de la fibra óptica. Así mismo el científico trabajó en uno de los primeros sistemas de grabación de sonidos que se conocieron en el mundo, basado en imprimir un campo magnético para reproducir sonidos.

Sin embargo, Bell desistió de la idea al no lograr construir un prototipo. No obstante, los principios básicos encontrarían aplicaciones prácticas casi un siglo después, en las cintas magnéticas y las computadoras. Bell también fue galardonado con otras importantes distinciones, por ejemplo, la Legión de honor del gobierno francés.

En la Biografía de Alexander Graham Bell se indica que también recibió el premio Volta, la Medalla Albert de la Royal Society of Arts, la medalla Edison, y un doctorado por la Universidad de Würzburg. Registró más de 18 patentes individuales, y otras doce en calidad de colaboración, la mayoría de ella relacionadas con el invento del teléfono y el telégrafo.

Muerte

La Biografía de Alexander Graham Bell nos indica que la muerte del reconocido y respetado científico quedó registrada un 2 de agosto del año 1922, tras verse afectado por una anemia perniciosa la cual le causó muchas complicaciones de salud, al punto que acabar con su vida. Al momento de su muerte, Bell se encontraba en su residencia, ubicada en Nueva Escocia.

De acuerdo a fuentes cercanas a Bell, el científico británico falleció a sus 75 años de edad. La esposa de la víctima, Mabel, de encargó de prestar todos los cuidados necesarios durante sus últimos días de vida. El cuerpo de Bell fue sepultado en los montes cercanos. Dejó una viuda y dos hijas, Elisa May y Marion.

Reconocimientos

  • El “decibelio”, unidad de intensidad sonora, debe su nombre a Alexander Graham Bell.
  • El cráter lunar Bell lleva este nombre en su honor.

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