José López Portillo: Biografía y su período presidencial

Descubre a continuación todos los detalles relacionados con la vida y trayectoria del destacado político mexicano José López Portillo, conocido por sus aportaciones al establecimiento económico y las buenas relaciones entre México y países del mundo. No se pierda este interesante artículo!!

JOSÉ LÓPEZ PORTILLO

José López Portillo

En nuestro artículo de hoy conocerás más acerca de la vida y obra de uno de los personajes mexicanos más emblemáticos del mundo de la política como lo fue José Guillermo López Portillo, mejor conocido como José López Portillo. Éste político nacido en México realizó diversas actividades a lo largo de su trayectoria, pero una de las más destacadas fue su paso por la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos en el periodo comprendido entre 1976 a 1982.

José López Portillo no solo se dio a conocer como un influyente político, sino que además ejerció importantes labores desde el derecho; otra de sus más grandes pasiones demostradas a lo largo de su vida. Entre sus cargos más relevantes estuvo su nombramiento como Secretario de Hacienda en el año 1973, después de conocerse la renuncia de Hugo B. Margáin.

Portillo se mantuvo frente a la secretaría de hacienda hasta el preciso momento en que decide presentar su nombre a los comicios presidenciales celebradas en México en la década de 1975. Es oportuno recordar que José López Portillo fue en ese entonces el postulado que contó con registro oficial, un hecho que marcaría por completo el futuro de su candidatura.

Durante su paso por la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos, José López Portillo impulsó diversas acciones que desataron un antes y un después en sectores como el financiero . Por ejemplo, a él se le atribuye la concertación, la petrolización de la economía y aplicación de la reforma política inicial con el fin de democratizar a la nación.

Un hecho histórico que ocurrió en México durante el periodo presidencial de José López Portillo fue la visita que realizará el Papa Juan Pablo II a suelo mexicano, además que tan solo dos años de haber comenzado su mandato como presidente, se registró el más elevado crecimiento en materia económica nunca antes habido en México, lo que llevó a la abundancia y prosperidad de sus habitantes.

JOSÉ LÓPEZ PORTILLO

Pero después de ese despertar económico, vino una fuerte caída en el sector producto a una política monetarista. La primera gran caída económica sucedió en la segunda mitad del siglo XX. Expertos asegura que la dilapidación de los ingresos públicos provenientes de los excedentes del petróleo, también pudo haber sido otra causante del desplome económico en México.

Biografía de José López Portillo

La biografía de José López Portillo nos revela que su nacimiento quedó registrado un 16 de junio del año 1920. Él tuvo la dicha de crecer en el seno de una familia donde la mayoría de sus integrantes estaban relacionados con el mundo de la política, además del derecho en la Ciudad de México. Fue hijo de José López Portillo y Weber y María del Refugio Pacheco. Nieto del afamado escritor José López Portillo Rojas.

Su pasión por la escritura se podría decir que la heredó de su abuelo, pero otra de sus mayores pasiones fue el derecho, una profesión que estudió en Chile y en la Universidad Nacional Autónoma de México, casa de estudios donde logró impartir clases de Teoría del Estado, además de ciencias políticas en el mismo instituto educativo.

Aunque su nombre saltó a la fama por su paso por la política, es importante mencionar que José López Portillo destacó en otras áreas como la escritura, docencia y abogacía, tres ramas que ejerció con mucho profesionalismo y éxito. Éste personaje mexicano ingresó en el servicio público en la década de 1959 y estuvo al frente de varios cargos importantes.

Estando al frente de la Secretaría de Hacienda entre los años de 1973 y 1975, José López Portillo se encargó de promover la reforma de la estructura tributaria, logrando así incrementar de manera sustancial la entrada de recursos al estado mexicano. Llegó a ese cargo por designación del entonces presidente de la república, Luis Echeverría, de quien poco tiempo después se convertiría en su sucesor.

Portillo fue elegido presidente de México en la década de 1976 y su gestión de gobierno se vio marcada principalmente por su gran interés de aprovechar los recursos provenientes del petróleo, además de alcanzar una sólida independencia económica de Estados Unidos. Entre sus medidas más polémicas estuvo la de promulgar una ley de amnistía política y restablecer las relaciones diplomáticas con países como España.

JOSÉ LÓPEZ PORTILLO

De su vida personal se podría destacar el hecho de su relación con Carmen Romano, su primera esposa y con quien tuvo tres hijos. Luego de eso se volvió a casar por segunda vez, en ésta oportunidad con la actriz latinoamericana Sasha Montenegro, relación que dejó como fruto dos hijos más.

Luego de abandonar la presidencia de México, Portillo se instaló en España con quién había sido su secretaria de Turismo, Rosa Luz Alegría. Entre algunos de los cargos más importantes por donde logró pasar estuvieron:

  • Presidente de los Estados Unidos Mexicanos
  • Predecesor
  • Sucesor
  • Secretario de Hacienda y Crédito Público
  • Presidente
  • Predecesor
  • Sucesor
  • Director de la Comisión Federal de Electricidad

Inicios de José López Portillo

José López Portillo nació en la ciudad de México dentro de una familia conformada en su gran mayoría por respetados políticos e intelectuales. Sus antecedentes paternos revelan un poco de la cultura española, debido a que sus padres provenían de una zona pequeña conocida como Caparroso la cual se encuentra ubicada en Navarra. Él sentía gran admiración por México, pero también le encantaba hablar de España, país que respetaba mucho.

Antes de hablar de sus primeros pasos en la política, es importante recordar algunas influencias familiares de José López Portillo que lo llevaron a iniciarse en el mundo de la política. Su gran influenciada fue su abuelo, un hombre llamado José López Portillo y Rojas que destacó como escritor en el siglo XIX, además de formar parte de la Academia Mexicana de la Lengua y asumir cargos como diputado, senador, gobernador y ministro.

Pero su abuelo no fue el único de quién tomó buenos ejemplos; su propio padre, José López Portillo y Weber también lo llevó por el buen camino. El padre de éste personaje mexicano lo impulsó durante su juventud a dedicarse a otras áreas que no fuera la política, debido a que consideraba que “los defectos de un hombre honrado son las cualidades de un político” Fue así como José López Portillo dedicó los primeros años de su juventud a los campos de la milicia, la historia y las letras, siguiendo la enseñanza impartida por su padre.

José López Portillo: Trayectoria académica y política

José López Portillo comenzó su formación académica en el área de derecho y logró obtener su título en el año 1946 por parte de la prestigiosa Universidad Nacional Autónoma de México. También se le fue otorgado el título como doctor en Derecho en ese mismo centro de estudios pero en el año 1950. Luego de terminar su formación como abogado, Portillo se da una oportunidad en el amor.

JOSÉ LÓPEZ PORTILLO

Fue así como decide contraer matrimonio con quién fue su primer gran amor, Carmen Romano. De esa unión sentimental surgieron tres hijos: José Ramón, Carmen Beatriz y Paulina. Luego en la década de 1959, Portillo logra ingresar al servicio público gracias al apoyo del Partido Revolucionario Institucional.

Es de recordar que ésta organización política conocida por sus siglas PRI fue la más importante y respetada a lo largo del siglo XX, poseyendo en control absoluto de todo el acontecer político en México. Su ingreso al servicio público fue en parte una motivación que le dio el entonces presidente Adolfo López Mateos, un hombre carismático y con gran ideario.

Luego de ser litigante, catedrático de la Facultad de Derecho de la UNAM (lugar donde cuatro años después con la banda de presidente, el espacio le fue heredado por Luis Echeverría, su más cercano amigo de su juventud, y dio clases a quien le revelaría en la Primera Magistratura, Miguel de la Madrid).

Portillo también destacó por ser el profesor encargado de fundar el Doctorado en Ciencias Administrativas de la Escuela Superior de Comercio y Administración del Instituto Politécnico Nacional en el año 1961, además de escalar jerarquías en el Gobierno Federal, llegando a tomar cargos importantes como el de la Secretaría del Patrimonio Nacional, la Oficina de la Presidencia de la República y la dirección de la Comisión Federal de Electricidad.

José López Portillo también pudo llegar a representar uno de los cargos económicos más importantes en la nación mexicana al ser nombrado como Secretario de Hacienda durante el periodo de 1973 a 1975, anulando de esa manera la norma no escrita en la que se decía que el sector financiero en México se definía por su titular en turno (un hombre avezado en las finanzas estatales y guiado por criterios en su mayoría técnicos).

Portillo se caracterizó, en su paso por la secretaría de Hacienda, en colocar la dependencia al servicio de las convivencias y decisiones políticas del presidente. Recordemos que para ese momento, José López Portillo era un hombre que no poseía la habilidad en el área económica, por lo que tuvo que entregar responsabilidad a quienes sí estaban verdaderamente capacitados.

La verdadera credencial la traspasó a Echeverría, con quien tenía una relación cercana. Una vez que fue nombrado por Portillo, comenzó a declarar sin tapujos la popular frase “A partir de ahora, la política económica se decide en Los Pinos”; una frase que transmitía a los empresarios del país, con quién Echeverría no tenía las mejores relaciones.

Elecciones de 1976

Es necesario mencionar que para la década en la que José López Portillo fue seleccionado como aspirante a la presidencia de México, los mecanismos funcionaban de una manera muy distinta a cómo suceden hoy día. Los líderes emanados de cada partido eran quienes tenían la responsabilidad personal de escoger a quién sería su sucesor.

Fue de esta manera cómo José López Portillo fue seleccionado para asumir la candidatura presidencial por parte del presidente Echeverría, basándose principalmente en la relación de amistad profunda que existía entre ambos. Tal decisión fue contra todo pronóstico, pues se creía que el candidato oficial iba a ser el secretario de Gobernación, quedándose en el camino Mario Moya Palencia.

Después de aceptar la candidatura, José López Portillo se dedicó por completo a su campaña presidencial la cual estuvo marcada por el lema “La solución somos todos”. La particularidad que tuvo la candidatura de Portillo fue que no hubo adversario alguno, debido a que el único partido opositor con registro, que era el derechista Partido Acción Nacional, no presentó candidato dado a las diferencias internas que había para ese momento en la organización.

En el caso de la izquierda, el panorama tampoco era el mejor para competir. Para ese entonces todos los izquierdistas estaban agrupados en el Partido Comunista Mexicano, en las universidades públicas y en guerrillas urbanas o rurales, además de otros espacios como el de lo testimonial. El candidato que lanzó la izquierda fue Valentín Campa.

El sindicalista fue lanzado como aspirante simbólico y obtuvo alrededor de un millón de votos a su favor, que aún sin ser válidos, denunciaron una evidente incongruencia del esquema político-electoral imperante. Todo ese escenario lo supo aprovechar muy bien José López Portillo, impulsado lo que sería una de sus mayores aportaciones como lo fue la Reforma Política del año 1977.

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Ésta Reforma Política fue fomentada por quién para ese entonces era el secretario de gobierno, el reputado político, jurista e historiador Jesús Reyes Heroles. La reforma significó un gran paso para que México pasara de un régimen de partido hegemónico a uno de pluripartidismo y poder compartido.

Presidente de México (1976-1982)

Finalmente José López Portillo es elegido como nuevo presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Su llegada al poder fue bastante complicada debido a que su antecesor, Luis Echeverría, había dejado un ambiente polarizado y un gran desorden en muchas de las áreas del gobierno central. La toma de posesión por parte de Portillo se dio el 1 de diciembre del año 1976.

Al llegar a la presidencia ofreció al país su primer discurso como mandatario nacional, que de acuerdo a la opinión de expertos, fue un discurso impecable que lo ayudó a sumar nuevos seguidores y a mejorar el nivel de confianza de otros líderes del país. El discurso de Portillo estuvo marcado principalmente por su interés conciliatorio y el abandono de la retórica demagógica y grandilocuente que respaldó la gestión saliente.

El plan de gestión presentado por José López Portillo estuvo distribuido en tres periodos principalmente: Sus primeros 2 años de gestión estarían destinados a la recuperación del país, los siguientes 2 años a la sostenibilidad y 2 de aumento rápido. Para poder alcanzar el plan, tenía primeramente que olvidar las diferencias que existían para entonces entre varios entes del gobiernos.

"Hagamos una tregua inteligente para recuperar nuestra serenidad y no perder el rumbo [...] podemos hacer de nuestra patria un infierno o un país donde la vida sea buena".

Una de las primeras gesta por parte del presidente José López Portillo fue la de pedir un emotivo perdón a los habitantes más vulnerables del país por las deficientes políticas del estado y expresó su intención por mejorar la situación económica de esas familias. Portillo se comprometió en que su gobierno cambiaría dicha situación.

Los primeros meses de gestión del presidente José López Portillo estuvieron marcados por los rumores sobre el activismo del expresidente Echeverría, promovidos en su gran parte por Reyes Heroles, quien sentía recelos y una fuerte rivalidad con el anterior mandatario nacional.

Parte de esa rivalidad nació debido a que a través de su Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo, y la presencia de estrechos colaboraciones impuestos en el gabinete entrante y en el Poder Legislativo buscaba continuar influyendo en los ámbitos de decisión con una agenda propia, pasando por encima otra de las legislaciones típicas de la época.

Dicha legislación obligaba que los presidentes salientes su alejamiento sin trabas de la política nacional, lo que obligó a José López Portillo a dejar a un lado a determinadas personalidades. Las dos personalidades más claves fueron la de Porfirio Muñoz Ledo, quien estaba al frente del ministerio de Educación y del presidente del Congreso, Augusto Gómez Villanueva.

En su periodo presidencial, José López Portillo también procedió a materializar varias encarcelaciones de importantes funcionarios de ese entonces, por ejemplo la de Eugenio Méndez Docurro y Félix Barra García, ex secretarios de Comunicaciones y Transportes y de la Reforma Agraria respectivamente. También liberó al exdirector del Fideicomiso Bahía de Banderas, Alfredo Ríos Camarena, y al del instituto Mexicano del Café, Fausto Cantú Peña.

Otra de las acciones de Portillo fue enviar fuera de México a Echeverría, quién lo designó como embajador en la Organización de las Naciones Unidas para la educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el año 1977, un año más tarde ante la apartada Australia, con visitas programadas a Nueva Zelanda y Fiyi. Con esas medidas, eliminó toda intromisión en su gobierno.

Desde el punto de vista económico, el panorama que vivía México para ese entonces era bastante compleja en términos generales. Pocos días antes de tomar posesión del cargo, se efectuó una de las devaluaciones más fuertes que se había presentado en la nación hasta esa fecha, lo que obligó a pedir un préstamo al Fondo Monetario Internacional con el convenio de ejecutar un presupuesto reducido y mantener bajo los salarios.

José López Portillo se encontraba consternado por todo el desastre financiero que había dejado la anterior gestión, lo que también influía negativamente en su acción de gobierno. Al no tener otra salida, Portillo tuvo que aceptar la propuesta de ser prudente en relación al gasto e inversiones en el país. Pero después de eso sucedería otro gran problema que cambiaría toda la situación por completo.

Los efectos de la Guerra del Yom Kipur, los países árabes limitaron la venta de petróleo a Estados Unidos y a Europa Occidental por el respaldo a Israel. Para esa década también ocurrieron importantes acontecimientos como el descubrimiento de nuevos yacimientos en Chiapas, Tabasco y de la rica Sonda de Campeche catapultó a México como primer exportador de crudo.

Aquellos descubrimientos de nuevos yacimientos en suelo mexicano logró que el Producto Interno Bruto se incrementara en un ocho por ciento anual, además de bajar considerablemente el nivel de desempleo en la nación hasta un 50 por ciento.

"México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora [con] el petróleo en el otro extremo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia"

Con aquellas declaraciones, el presidente José López Portillo se estaba comprometiendo y asumiendo el reto de administrar caudalosamente los recursos económicos del país. En el año 1981, el primer mandatario nacional lanzó un decreto para fundar el Instituto de Investigaciones “Dr. José María Luis Mora”, que tenía el objetivo de promover la investigación en Historia y Ciencias Sociales en México.

El plano internacional

En la década de 1977 inició el trabajo por recuperar las relaciones diplomáticas de México con el gobierno liderado por el rey Juan Carlos I y presidido por Adolfo Suárez, a solo dos años del fin del Franquismo. Así fueron designados como embajador de México en España al exmandatario Gustavo Díaz Ordaz. Tal designación no fue recibida de buena manera por el embajador de México en Francia, Carlos Fuentes, por lo que decide renunciar a su cargo.

Fuentes alegó que no iba a sostener reuniones ni se pondría al mismo nivel de quién, según él, era el responsable de la Matanza estudiantil ocurrida el 2 de octubre de 1968. Una vez que la noticia de renuncia de Fuentes fue conocida por el presidente José López Portillo, éste procedió a designar para la vacante a Echeverría, quién prefirió la representación de México ante la UNESCO, con sede en la ciudad de París, puesto donde se mantuvo hasta el año 1978.

Para el año 1979, específicamente en el mes de enero, ocurriría otro de los acontecimientos históricos más importantes dentro de la gestión presidencial de José López Portillo como fue la autorización de la visita del papa Juan Pablo II, tomando en cuenta que México venía de varias décadas de alejamiento con representantes de la iglesia católica.

Portillo autorizó que se efectuará una misa al aire libre la cual sería transmitida de forma inédita por la televisión. En ese mismo año, en 1979, el gobierno mexicano mostró su rechazo al régimen nicaragüense de Anastasio Somoza Debayle y luego del derrocamiento de éste y la victoria de la revolución sandinista, México participó apoyando a los sandistas y pretendió mediar entre Estados Unidos y el nuevo gobierno nicaragüense.

Luego de la llegada de Reagan a la presidencia de los Estados Unidos, el Departamento de Estado salió en protesta y llamó “el intervencionismo mexicano en Centroamérica” y por esa razón el estado mexicano tuvo que abandonar la idea de su intento de conciliación. No obstante, el gobierno de Nicaragua le entregó a Portillo la medalla “César Augusto Sandino” el reconocimiento por todos sus esfuerzos a favor del nuevo gobierno.

La posición de países como Cuba era muy parecida a la de México en cuanto a la necesidad de ver triunfante a la revolución sandinista. Es importante recordar que Cuba había efectuado hasta ese momento una gran labor a beneficio de la revolución nicaragüense por medio de asesoría militar y de apoyo económico y en armamento.

El presidente José López Portillo supo aprovechar las buenas relaciones que tenía el gobierno mexicano con el cubano desde años atrás y procedió a invitar a Fidel Castro para que fuera de visita a México y así presentar las ideas que cada uno tenía en cuanto a la situación vivida en Centroamérica, sobre todo en el caso de Nicaragua.

El 17 de mayo del año 1979, y luego de más de veinte años sin visitar suelo mexicano, el presidente de Cuba Fidel Castro arriba a México para entrevistarse con su homólogo mexicano en Cozumel, Quintana Roo, afianzándose así la buena relación entre ambos países.

“La actitud del régimen mexicano en apoyo a los opositores de la dictadura salvadoreña culminó con el reconocimiento, por parte de los gobiernos de México y Francia, del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional como fuerza beligerante en El Salvador”

En la década de 1981, el mandatario José López Portillo presentó ante la Organización de las Naciones Unidas, el Plan Mundial de Recursos Energéticos, siendo reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en su primera edición, además de ser conferido como Caballero de Gran Cruz adornada con el Gran Cordón de la Orden al Mérito de la República Italiana.

Los excesos

A medida que fue transcurriendo el periodo presidencial de José López Portillo, factores como la excentricidad, el despilfarro y el influyentísimo  fueron tomando más poder dentro del gabinete de gobierno de Portillo. El líder, dejando a un lado su cargo de primera autoridad, obligó a que la visita del papa Juan Pablo II estuviese marcada por una parada en la Residencia Oficial de los Pinos.

El objetivo de esa visita sería principalmente el que la santidad realizara una misa de carácter especial para la madre de José López Castillo, algo que desató las críticas en su contra, sin embargo su respuesta fue:

Debido a su padecimiento cardiaco, no podía trasladarse en aeronaves ni estar en multitudes y que pagaría de su bolsillo.

Tal decisión provocó una serie de penalizaciones desde el punto de vista administrativo por haber violento la laicidad de un espacio oficial y subestimando los problemas claros por la inexistencia de relaciones diplomáticas entre México y representantes de la Iglesia Católica.

La esposa del presidente José López Portillo pasó a encargarse de todo lo relacionado con la política cultura del gobierno de Portillo, a pesar de no contar con la experiencia debida. Entre sus medidas más polémicas estuvo la de integrar una orquesta sinfónica especial, la Filarmónica de la Ciudad de México, con el fin de demostrar su talento como pianista con temas del grupo Mocedades.

En esa misma ocasión, la hija de la pareja llamada Paulina también realizó su debut como bailarina juvenil y fue respalda por sus familiares para alcanzar el éxito total. Pero quizás una de las cosas más delicadas que realizó fue haber mencionado a actos públicos de gran importancia a familiares directos, vanagloriándose además por ello.

Hizo especial mención al caso de José Ramón, su primer hijo, quién no ejerció actividades como subsecretario de estado. Otras de las menciones que hizo fue la de su hermana Alicia, quien para ese momento se destacaba como su asistente, su hermana Margarita, nombrada titular de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación.

Margarita era un personaje polémico dentro de la administración del estado debido a que era considerada como una persona de mal carácter, ganándose de esa manera el odio y desprecio de la mayoría de los dueños de medios, creadores, productores y directores, muchos de ellos la señalaron de haber herido de muerte a la industria de la pantalla grande, por la que fue apodada como la “pésima musa”.

Su primo Guillermo también recibió mención. Para esa era fungía como presidente del entonces llamado Instituto Nacional del Deporte. Otro de sus familiares nombrados fue Rosa Luz Alegría, quién mantenía una relación extra marital, ella fue designada como directora de la Secretaria de Turismo. Cada una de esas designaciones de cargos gubernamentales lo que provocó fue más polémica dentro de la presidencia de José López Portillo.

Pero las designaciones no quedaron solo entre familiares, sino que algunos amigos de la familia también recibieron importantes cargos, tal fue el caso de Arturo Durazo Moreno, un antiguo amigo de vecindario, quién fue nombrado como Director General de Policía y Tránsito del Distrito Federal, causando demasiado revuelo durante su gestión.

Moreno fue nombrado General de División pero no cumplió con el requisito de pasar por el Ejército, además se le condecoró con el Doctorado Honoris Causa por parte del Tribunal Supremo de Justicia de la capital mexicana, sin tener antecedentes universitarios o practicar la justicia en alguna etapa de su vida. Él promovió la tortura entre los cuerpos a su cargo y sus riquezas económicas aumentaron impresionantemente.

Éste amigo de la familia Portillo de un momento a otro adquirió grandes propiedades como autos, bienes y mansiones como “El Partenón”, una gigantesca vivienda de playa pensada en el mítico monumento griego levantada en la bahía de Zihuatanejo, que fue decomisada, después de que Durazo fuese detenido en el año 1984.

Otras de las cosas polémicas que realizó José López Portillo al frente de la presidencia de México fue atacar a los periodistas. Por ejemplo el 7 de junio de 1982, el mandatario expresó “No te pago para que me pegues”, es respuesta al comunicador Francisco Martínez de la Vega. Dicho ataque producto el retiro de la publicad oficial a los medios críticos a su gobierno.

El desastre económico

La gestión desempaña por José López Portillo en materia financiera estuvo caracteriza por altos y bajos, tomando en cuenta que al momento de su llegada al poder, México presentaba complejos inconvenientes económicos. La mayor parte de los problemas se presentaron mayormente después de la primera parte debido a algunas decisiones radicales e incorrectas que desataron más problemas en el país.

Estas primeras decisiones por parte del presidente Portillo hicieron que en México comenzara lo que está considerada como la peor crisis económico de México desde la era revolucionaria. Portillo no solo cometió el error de repetir los mismos errores de la gestión anterior encabezada por Echeverría, sino que además aumentó las malas decisiones.

Uno de los grandes errores que cometió Portillo en materia económica fue guardar las ganancias obtenidas por medio de la venta de petróleo y la euforia de los mercados y por el contrario, se enfocó solo en pedir préstamos a los bancos extranjeros lo que empeoró la deuda internacional de México. La mayoría de éstos préstamos se dedicaron a sufragar la exploración e infraestructura de explotación de los depósitos petroleros.

José López Portillo impulsó diversos programas de desarrollo pero que no produjeron los resultados esperados debido a la vanidad y mala preparación de los proyectos. Entre los proyectos que fracasaron estuvieron la Alianza para la Producción, el Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados, el Sistema Alimentario Mexicano o el Plan Global de Desarrollo, el más polémico de todos.

Portillo también generó controversia debido a que se dedicó a crear una obesa burocracia a través del impulso de nuevas secretarías de Estado y multitud de organismos, adquiriendo y participando de igual manera en más de medio millar de organizaciones empresariales, lo que además de fomentar la corrupción, terminó por acabar con los excedentes del petróleo, que se calculaban en cien mil millones de dólares entre 1978 y 1981.

El gobierno de Portillo también actúo mal en cuanto a la deuda externa de México la cual se incrementó impresionantemente por el aumento de las tasas de interés lo que impidió algunas acciones claves como el recorte al gasto corriente y la baja de precio del barril de crudo para afrontar la sobreoferta y la austeridad energética autoimpuesta por el mercado mundial.

Otra de las consecuencias económicas que marcaron el periodo presidencial de José López Portillo fue la dramática devaluación que sufrió la moneda el peso, una devaluación que de acuerdo a expertos en la material, llegó hasta más del 400 por ciento. Hay quienes señalan directamente al mandatario de esa devaluación, principalmente por su frivolidad.

Portillo se hizo famoso por su frase “Presidente que devalúa, se devalúa”. En medio de la VI Reunión de la República, celebrada los días 4 y 5 de febrero del año 1982, el presidente mexicano expresó su compromiso de defender como dé lugar la moneda, frente a los ataques, que según él, sufría la economía por parte de los enemigos de la patria.

No obstante, unos días después de ese anuncio, la Secretaría de Hacienda estuvo en la obligación de declarar la moratoria de pagos y a devaluar el circulante de 28.50 a 46 pesos por dólar, situación que generó aún más inconvenientes desde el punto de vista financiero en suelo mexicano. Ante tanto desastre, el presidente no tuvo otra opción que hablar con claridad al país.

Fue así como el 1 de septiembre del año 1982, el presidente José López Portillo emitió su último informe de gobierno, a través del cual expresó la realidad económica que estaba viviendo para esos días el pueblo mexicano. El mandatario responsabilizó del desastre a los banqueros privados del país y a los saca dólares, como llamó a los que trabajaban ilegalmente con los divisas.

El presidente aseguró que él no era el responsable del estancamiento económico en el cual había entrado el país, expresando: “Soy responsable del timón, pero no de la tormenta”. Con aquellas declaraciones, el primer mandatario nacional se estaría lavando las manos de todo el conflicto económico. Una de sus primeras medidas a tomar, en medio de tanto caos, fue nacionalizar la banca y decretar el control de cambios en el territorio mexicano.

Pero en realidad éstas medidas resultarían apresuradas y de cierta manera una señal del desespero que había dentro del gabinete de gobierno y así lo dejó claro al expresar: “Ya nos saquearon, México no se ha acabado. No nos volverán a saquear”. A medida que fue transcurriendo el tiempo, los efectos de aquellas medidas se fueron haciendo cada vez más evidentes.

De pronto, se manifestó el apogeo de una banca paralela encubierta en casas bursátiles e institucionales financieras de los noventa, además de un notable declive por parte del Fondo Bancario de Protección al Ahorro, que en medio de su transformación como deuda pública, absorbe hasta la fecha impresionantes cantidades presupuestarias.

Durante su discurso, el presidente José López Portillo recordó con tristeza una de sus primeras promesas que había realizado al llegar al poder, que recordemos fue ayudar a los más necesitados y desposeídos a salir del nivel de pobreza en el que se encontraba. Sin embargo, sus esfuerzo habían sido en vano y esas familias, lejos de recuperar la calidad de vida, la empeoraron aún más producto del desastre económico del país.

Toda esa situación llevó al presidente Portillo a llorar desconsoladamente frente a millones de ciudadanos mexicanos, expresión que dejó en evidencia la frustración que había en el mandatario por no poder resolver exitosamente los problemas principales de su país. El llanto vino acompañado además por un gran golpe que dio con su puño al atril de la tribuna principal del Palacio Legislativo de San Lázaro.

Con esa actitud, el presidente José López Portillo estaba aceptando de una manera u otra su responsabilidad personal en el caos económico de México. Su desánimo y rabia era más que todo por no poder cumplir la promesa a aquellas familias de bajos recursos que colocaron en él toda la esperanza y confianza. Su tristeza no convenció a muchos.

De hecho, luego de llorar, la rabia de los presentes aumentó y ese episodio fue motivo de parodias y burlas para colocar punto final a seis años de expectativas tan elevadas como su frustración que completaron, sin olvidar los años de desidia que venía de la gestión anterior encabezada por Luis  Echeverría. A ambos periodos lo llamaron “docena trágica” del populismo.

Después de doce años en complicado declive económico y social, la gestión de Echeverría y Portillo sirvió para demostrar una vez más lo preocupante que resulta dejar el control de un país bajo el criterio de un solo hombre. Las consecuencias de las medidas gubernamentales alarmaron no solo a los empresarios, sino que golpeó a otros sectores como la comunidad internacional, la iglesia y hasta una gran parte de la clase priista.

La sucesión presidencial

El periodo presidencial de José López Portillo estaba llegando a su final y debía, como era la tradición en ese momento, seleccionar el candidato que se encargaría de sustituirlo en la silla presidencial mexicana. Realizó varios descarte, hasta que luego de varias opciones, Portillo fijó sus pautas de selección en dos nombres específicamente.

Si la necesidad de México era escoger a un personaje que tuviese mayor equipaje político y con mejor experiencia en temas relacionados con el manejo de la administración, la mejor opción para Portillo fue el entonces dirigente nacional del PRI, Javier García Paniagua. No obstante, si la realidad del pueblo era escoger a alguien capaz de sobrevenir los problemas financieros de la nación, la mejor candidatura era la de su secretario de Programación y Presupuesto, Miguel de la Madrid.

Tomando en cuenta la realidad del pueblo mexicano y los complicados retos en materia económica que tendría por delante el nuevo presidente del país, José López Portillo seleccionó como mejor opción a Miguel de la Madrid, un hombre que se encargó de realizar notables cambios en la forma de administrar la política, generando grandes rupturas para su futuro y el de México.

Miguel de la Madrid era considerado como un hombre con alta preparación. Había destacado como abogado formado en el Banco de México. En él había toda la experiencia en temas financieros y manejos administrativos. Sería el primero de una lista larga de mandatarios que comenzarían a ver desde ese momento al país con una nueva visión dirigida especialmente al mercado.

El desprestigio

Después de finalizar su paso por la política, el cual no resultó ser el mejor de todos, José López Portillo comenzó a dedicarse por completo a la escritura, invirtiendo su tiempo en escribir su propia biografía de vida, además de otras interesantes obras que lograron alcanzar un notable éxito en el mercado, aunque no el esperado por él.

Aparte de la literatura, Portillo también se animó a probar fortuna con su propia empresa, creando una marca independiente de tequilla la cual llamó “Don Q”, promocionada con su foto vestido de charro en la etiqueta. Luego de finalizar su paso por la presidencia de la república, Portillo toma la decisión se mudarse junto con su familia a una mansión que poseía cuatro casas en su interior.

En una de éstas casas viviría él, mientras que en las tres restantes vivirían sus hijos. La mansión estaba situada en la capital mexicana y fue nombrada como “La Colina del perro”, en referencia a su citada defensa del peso. La vivienda se encontraba ubicada en un espacioso terreno de 122.000 metros cuadrados y le fue entregada como parte de un obsequio de su amigo Carlos Hank González.

En casa una de estas cuatro casas situadas en el interior de la mansión, se colocaron dos mil metros cuadrados de alfombra importada, además de tapices de seda, domos corredizos y enormes terrazas con acabados de maderas preciosas. En la casa principal, donde vivía el exmandatario, se instaló un sistema especial de aire acondicionado para de esa manera preservar la humedad de la biblioteca de López Portillo.

Pero pareciera que para López Portillo, aquella impresionante mansión no era suficiente, por lo que adquirió una barranca en la exclusiva zona de Chapultepec, punto neurálgico del Distrito Federal. Un amplio terreno ideal para levantar mansiones de aires moriscos y granadinos a su madre y sus hermanas Alicia y Margarita.

Aparte de esas propiedades, José López Portillo también recibió como parte de un obsequio la residencia de descanso “Villa Marga Mar” ubicada en la plaza de Pichingle, en la bahía acapulqueña de Puerto Marqués. Ésta propiedad la recibió como parte de un regalo de Joaquín Hernández Galicia.

La impresionante cantidad de bienes y recursos económicos que poseía José López Portillo después de salir de la presidencia de México, llevó a que muchos lo comenzarán a cuestionar por presunta corrupción y manejo ilegal de recursos. Tal fue el caso del abogado constitucionalista Ignacio Burgoa, quién introdujo una denuncia en su contra ante la Procuraduría General de la República.

Burgoa acusó a José López Portillo por el delito de peculado en contra de la nación mexicana. Pero esa no fue la única acusación legal en contra del expresidente de México, sino que la fracción del PAN en la Cámara de Diputados también propuso la creación de una comisión especial que se encargará de investigar el origen de los recursos económicos de Portillo.

Por su parte el Partido Socialista Unificado de México, conocido por sus siglas PSUM, denunció por muchos meses las presuntas irregularidades en el manejo de recursos durante la gestión presidencial de Portillo. El partido habló de presunto mal manejo de fondos del Gobierno Federal para fincar sus propiedades. Todas éstas denuncian crearon mucha controversia en México, las cuales se reforzaron con reportajes en su contra.

Las constantes denuncias en su contra, los reportajes de la prensa que lo señalaban de corrupción, las burlas de caricaturistas y los ataques en contra de su familia, fueron tan solo algunos de los principales motivos que llevó a José López Portillo y a toda su familia a pasar un rato largo viviendo en el extranjero, para así salir un poco del ojo del huracán en el que se veían envueltos.

Últimos años

En la década de 1991, José López Portillo debe enfrentar un duro golpe emocional al separarse sentimentalmente de quién fue su esposa por más de cuarenta años, Carmen Romano. Luego de esa ruptura matrimonial, Portillo decide darse una nueva oportunidad en el amor y se une por el civil con Sasha Montenegro, una afamada actriz retirada de ascendencia yugoslava con quien compartió varios años antes de casarse. La pareja tuvo dos hijos: Nabila y Alejandro.

Después de haber pasado un mes del fallecimiento de quién fue su primera esposa, José López Portillo se casa por la iglesia con su nueva pareja. A pesar de estar alejado de la política, su nombre no dejó de causar controversia y polémica en los medios de comunicación mexicanos. Uno de los motivos de polémica fue su ruptura de amistad con quién fue uno de sus grandes y mejores amigos, Echeverría.

Éstas polémicas se incrementaron tras la publicación de un famoso desplegado que tituló ¿Tú también, Luis? A través del cual cuestiona a su otrora amigo el haber sido parte de las acusaciones y críticas en su contra por la manera en que terminó su paso por la presidencia de la república mexicana. Se podría decir que es el momento polémico más mencionado después de su salida de la política.

Otros hechos controversiales que marcaron la vida de José López Portillo fue la publicación de sus polémicas memorias, tituladas “Mis tiempos” que salieron a la luz en el año 1988 en dos tomos. También generó polémica el hecho de conocerse que él tenía una hija escondida que nació en los años ochenta y de quien nadie conocía su existencia.

Portillo también fue controversial al pretender expropiar los mencionados terrenos de la capital del país en Chapultepec o los del Centro Histórico donde se encuentra situada la Universidad del Claustro de Sor Juana (un centro de carácter privado especializado en estudios humanísticos y que era administrado por su hija Carmen Beatriz).

Ambos lugares fueron acusados de haber sido adquiridos de manera irregular y cedidos bajo corrupción por instrucciones del expresidente Portillo a miembros de su familia mientras se encontraba en el poder. Se alegaba que ambos espacios tendrían de formar parte de la administración pública, pues allí tuvieron lugar importantes acontecimientos históricos que marcaron el destino de México en algún momento de su historia.

En sus últimos años de vida, el ex mandatario presidencial José López Portillo enfrentó muchos procesos dolorosos de salud, especialmente al ser afectado por la diabetes y las secuelas de una embolia que sufrió en el año 1996. Sus problemas de salud se vieron aún mayores cuando tuvo que enfrentar nuevos inconvenientes desde el punto de vista legal en 1997.

Algunos de estos problemas legales fueron la demanda que interpuso y ganó en contra de la destacada comunicadora social Isabel Arvide al ofender ésta a su esposa y cuestionar la paternidad de sus hijos menores en un reportaje publicado por la periodista. Además también enfrentó problemas legales relacionados con su divorcio con Sasha Montenegro, por el cual obtuvo cerca de cinco millones de pesos.

Finalmente el escritor y político José López Portillo perdió la vida un 17 de febrero del año 2004, mientras se encontraba residenciado en su querida Ciudad de México. Al momento de su muerte, Portillo tenía 83 años de edad y de acuerdo a las versiones oficiales, su fallecimiento fue producto a una complicación cardiaca producida por una neumonía.

Los restos mortales de José López Portillo fueron llevados hasta el Panteón militar del Distrito Federal, donde descansan actualmente. Tomando en cuenta que su fallecimiento se dio durante pleno proceso de separación con Sasha Montenegro, la actriz es considerada como la legítima viuda, teniendo así gozo de todas las prestaciones económicas y propiedades del exmandatario.

Obras de su autoría

  • Génesis y teoría del Estado moderno(1965).
  • Quetzalcóatl(1965).
  • Don Q(1975, reimpresiones en 1976 y 1987).1415
  • Ellos vienen... La conquista de México(1987).
  • Mis tiempos(2 tomos, 1988).
  • Umbrales(1997).

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