Biografía de Francisco Hernández de Córdoba e Historia

FRANCISCO HERNÁNDEZ DE CÓRDOBA

Por medio de este interesante artículo, podrás conocer de manera sencilla la biografía de Francisco Hernández de Córdoba, conquistador de origen español, quien fue explorador en Yucatán, territorio que pertenece actualmente, al país azteca y mucho más. No dejes de leerlo.

FRANCISCO HERNÁNDEZ DE CÓRDOBA

Biografía de Francisco Hernández de Córdoba

Francisco Hernández de Córdoba, es mejor conocido, en la historia de México, como el explorador de Yucatán, aunque esta surgió de modo accidental, nació en la ciudad de Córdoba en España, en el año 1467 y fallece a los cincuenta años de edad, en la localidad de Sancti Spíritus, que pertenece a la Isla de Cuba, en el año 1517.

Francisco Hernández de Córdoba, ejercía la profesión de encomendero, y por ende era uno de los hombres más ricos, de los que se encontraban asentados en la isla cubana, el Gobernador de la Isla de Cuba de nombre, Diego Velázquez de Cuéllar,  lo nombró Jefe de la Expedición, la cual se encargaría de observar, que había más allá, de los mares al occidente de Cuba.

Expedición a Yucatán

Con esta expedición de Francisco Hernández de Córdoba, el fin era conquistar las posibles, islas que encontrasen, o en su defecto tierra firme, que permitiera ingresar a costas continentales; la nave zarpó de la isla cubana en el mes de febrero del año 1517.

Y en este viaje, lograron encontrar los hombres al mando de Francisco Hernández de Córdoba la costa de lo que actualmente se conoce con el nombre, de la Península de Yucatán, estos hombres españoles salieron del puerto de Ajaruco, el cual se encuentra en la parte norte de la provincia de La Habana, según comenta Bernal Díaz del Castillo, o quizá de Santiago, como dictan algunos autores modernos.

Las naves fueron acechadas por una tormenta, que les condujo a tierra firme, de forma accidental, y Francisco Hernández de Córdoba al igual que sus hombres observaban, como los nativos se acercaban, con rostros alegres y muestras en actos de paz.

Al preguntar los españoles, mediante señas como se llamaba este sitio, los aborígenes que pertenecían al Imperio Maya, contestaron, In Ca Wotoch, lo cual significaba en su lengua nativa, ¡Esta Es Mi Casa!, por esta razón los españoles, al mando de Francisco Hernández de Córdoba, le colocaron a esa tierra el nombre de Punta de Catoche, actualmente conocido como Cabo de Catoche.

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Conociendo este lugar los españoles, durante el desarrollo de la conquista, en primera mano de Francisco Hernández de Córdoba, pudo observar, la evolución de culturas más avanzadas, en lo que hoy es México parte del continente de América, tal es el caso de la Cultura Maya, estos nativos residían en viviendas realizadas con cal y canto, con una organización social compleja muy próxima a la observada en el Viejo Mundo.

Por lo cual, Francisco Hernández de Córdoba y sus hombres, tenían la esperanza de encontrar oro, en esas tierras de la costa, hallaron muchos sectores poblados por los nativos y llegaron a entablar contactos, los cuales eran muy puntuales, pero en la mayoría de los casos muy hostiles.

Resultando difícil para los españoles, al mando de Francisco Hernández de Córdoba, el acopio en el agua, debido a los incesantes ataques de los nativos y también por la falta de envases de calidad que pudiesen contener el vital líquido, pues el mismo se desperdiciaba, a la mala calidad de las pipaas, donde se contenía el agua, uno de los más fuertes enfrentamientos sucedió, en el sector que llamaron Campotón, Chakán Putum, allí la batalla fue feroz y muy intrincada para los españoles.

Causando la muerte a muchos españoles, mediante las heridas provocadas por armas blancas que arrojaban los aborígenes como flechas y a azagayas, incluso Francisco Hernández de Córdoba, fue gravemente herido por esas armas letales.

El español encargado de elevar el ancla y piloto experimentado, de nombre Antón de Alaminos, inmediatamente ejecutó su oficio y dirigieron la flota hacía Florida, sitio que ya conocían por haber sido integrante de la expedición, de otro español de nombre Juan Ponce de León, en el año 1512, allí estuvieron lo necesario para almacenar agua, para el regreso a la isla cubana.

Francisco Hernández de Córdoba, no pudo sobrevivir para observar la continuidad de su obra expedicionaria, pues como les comenté iba gravemente herido, solo logró vivir dos semanas más, luego del regreso de esa expedición, a la isla cubana, pues las heridas no lograban sanar, aunada a la sed que habían sufrido durante este viaje.

Además, de la lamentable noticia, que había escuchado Francisco Hernández de Córdoba, pues ya se había enterado que el Gobernador de Cuba, Diego Velázquez había decidido, que otro español de nombre Juan de Grijalva, fuese el próximo capitán de la siguiente expedición a Yucatán, falleciendo ese mismo año 1517.

Las informaciones que dio la expedición de Francisco Hernández de Córdoba, emocionaron al Gobernador de Cuba, Velázquez, ya que asumió que existía oro en esas regiones, por ende se efectuaron dos expediciones más, primero la de Juan  de Grijalva, que se realizó en el año 1518.

Posteriormente, una de las expediciones más conocidas, la del español Hernán Cortés, que se realizó en el año 1519, con esta expedición, se pudo lograr ingresar a Mesoamérica, realizando la invasión y conquista del país mexicano.

Este artículo, se enfoca en la expedición de Yucatán, que fue realizada por Francisco Hernández de Córdoba, pues de él, se sabe muy poco, se conoce por la historia que residía en Cuba para el año 1517, por lo que se atribuye que estuvo involucrado en la conquista de Cuba, además que era un rico hacendado, que tenía a su mando una población de aborígenes, además de amistades con gran solidez económica, que le permitieron financiar la expedición que lideró.

Origen de la expedición de Francisco Hernández de Córdoba

En lo que respecta a la expedición de Francisco Hernández de Córdoba, hay dudas sobre el fin, el mismo se dice que era de expedición, aunque se tiene la duda, sobre si en esta expedición el fin era esclavizar aborígenes, sobre estas interrogantes son los investigadores los que van a contestar estas dudas.

El señor Bernal Díaz del Castillo, es el cronista que más detalles, aporta sobre el viaje de expedición de Francisco Hernández de Córdoba, además de ser el único testigo que presenció este procedimiento de la expedición; es de acotar, que el mismo Bernal redacta en su crónica, ser el promotor de este proyecto.

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En compañía de alrededor de cien españoles, que requerían ocuparse en algo, pues ya tenían tres años residiendo en Cuba, desde que realizaron las actividades en la Castilla de oro, donde el Gobernador era Pedrarias Dávila, y estos españoles se quejaban constantemente:

“…no habían hecho cosa alguna que de contar fuera…”

De esta narración, efectuada por Bernal Díaz del Castillo, se deduce que su interés primordial era obtener nativos como esclavos y así poder renovar y ampliar la mano de obra de las distintas explotaciones agrícolas o mineras en la nación cubana.

Para que los españoles, residentes de la isla cubana que no poseían nativos, pudieses asirse de ellos y así lograr obtener tierras  para la explotación por parte de ellos mismos, como en el caso del mismo Bernal, y así poder establecerse como  una gran hacendado, como era el caso de Francisco Hernández de Córdoba.

Bernal cuenta en su crónica que se inició, él en compañía de otros ciento diez españoles, los cuales residían en la localidad de Tierra de Oro, solicitaron permiso al Gobernador Pedro Arias Dávila, para viajar a Cuba, lo cual concedió el Gobernador de muy buen agrado, pues en la Tierra Firme, según este crónico decía:

“… no había nada que conquistar, que todo estaba en paz, que el Vasco Núñez de Balboa, su yerno del Pedrarias, lo había conquistado…”

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Alrededor de este centenar de españoles, llegaron a Cuba y se presentaron con el Gobernador Diego Velázquez, y a su vez familiar de Bernal Díaz del Castillo, que les prometió entregarles indios, Bernal nos comenta:

“…Y como se había pasado, ya tres años,… no habíamos hecho cosa alguna que de contar fuera, los ciento diez españoles procedentes de Darién, y los que en la isla no tenían indios…

decidieron concentrarse con un hidalgo que se decía Francisco Hernández de Córdoba… y era hombre rico y tenía pueblo de indios en aquella isla, para que aceptara ser su capitán e ir a nuestra aventura a descubrir nuevas tierras y en ellas emplear nuestras personas…”

Por lo cual se concluye que Bernal Díaz del Castillo, no ocultaba la importancia de los indios, en ese proyecto de expedición, aunque hay autores como el de apellido Madariaga que expresan un objetivo noble como era el de explorar y descubrir, ocupando sus personas haciendo cosas dignas de ser luego contadas; es más el propio, Gobernador de Cuba, Diego Velázquez, quiso intervenir en esta hazaña, prestando una nave, argumentando:

“…con la condición… habíamos de ir con aquellos tres navíos a unas isletas que están entre la isla de Cuba y Honduras, que ahora se llaman las islas de los Guanaxes y que habíamos ir de guerra y cargar los navíos de indios de aquellas islas para pagar con indios el barco, para servirse de ellos por esclavos… le respondimos que lo que decía no lo manda Dios, ni el rey, que hiciésemos a los libres esclavos…”

Es importante destacar, que esta comitiva al mando de Francisco Hernández de Córdoba, y que Bernal fuese el cronista, que el mismo Bernal debía tener mucho cuidado con lo que redactaba, pues esto lo realizó luego de cincuenta años, de haberse suscitado, y él necesitaba que sus servicios fuesen reconocidos por la Corona Española, e igualmente de los que le acompañaban.

Por lo cual se demuestra, que es difícil que haya aceptado Bernal, que ellos iban al mando de Francisco Hernández de Córdoba, en busca de esclavos, sus contemporáneos son más radicales en la correspondencia enviada a la reina doña Juana y al rey Carlos I, por la justicia y Regimiento de la  Rica y ostentosa Villa de Veracruz, los capitanes al mando de Cortés, comentan el inicio de la expedición de Francisco Hernández de Córdoba, diciendo lo siguiente:

“…como es costumbre en estas islas que en nombre de vuestras majestades están pobladas de españoles de ir por indios a las islas que no están pobladas de españoles, para servir de ellos, enviaron los susodichos Francisco Hernández de Córdoba..."

"...y sus socios López de Ochoa Caicedo y Cristóbal Morante, dos navíos y un bergantín para que de las dichas islas trujese indios a la dicha isla Fernandina, y creemos… que el dicho Diego de Velázquez… tenía la cuarta parte de la dicha armada…”

En relación a las costas de Yucatán uno de los frailes de nombre Fray Diego de Landa, comentaba que Francisco Hernández de Córdoba, iba a buscar esclavos nativos para las minas, pues en Cuba, pues se estaban minimizando los que allí residían, otros comentaristas comentan que salieron a descubrir nuevas tierras, por eso llevaba al experto Alaminos.

Fray Bartolomé de las Casas, comenta que el propósito principal era apoderarse los indios, para esclavizarlos, y  en un momento el fin se cambió, con el propósito de descubrir, lo que lleva a reflexionar el hecho de que Alaminos estuviese en la flota de navíos, de Francisco Hernández de Córdoba.

Por ende, la presencia del experimentado Antón de Alaminos, en el viaje expedicionario de Francisco Hernández de Córdoba, permite ir en contra de la variable de la esclavitud; ya que era un veterano de los viajes del Almirante Cristóbal Colón, y era experto conocedor de los mapas en altamar, por lo cual era un excesivo recurso humano, para ir a una simple expedición con el fin de buscar esclavos en las islas cercanas.

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También se encontraba en esta expedición al mando de Francisco Hernández de Córdoba, otro personaje que poseía un cargo público, en su calidad de representar a la Corona de España, era el Veedor Bernardino López Iñiguez, quien ejercía la función de fiscal administrativo, durante este viaje. Él se encargaba, de llevar el control de los tesoros que se encontrasen durante las expediciones, en lo que respecta a piedras preciosas y metales significativos, ya que debían separa del botín, los que ellos llamaban el quinto real.

Este quinto real era el 20% que le correspondía a la Corona de España por cada viaje expedicionario, luego de la conquista, además de otros requisitos de orden legal, como la lectura a los indios, antes de atacarlos, conocido como el Requerimiento, el cual fue redactado por el jurista Juan López de Palacios en el año 1512, y debía leerse en voz alta, antes de conquistar, aunque los nativos no comprenden lo que allí se especificaba.

Esta supuesta declaración en voz alta, que hacían los españoles, era con el fin de dar un orden legal y jurídico a la agresión, ante posibles investigaciones que se realizarán en el futuro, Cortés fue muy seguidor de estas leyes, el cual como te comenté fue inútil, pues los indígenas no entendían nuestro idioma, y los españoles no tenían a la mano indígenas que supiesen traducir estas palabras a los nativos.

Entonces, si la expedición que estaba al mando de Francisco Hernández de Córdoba era para buscar indios, era innecesario que hubiese llevado en su flota a estos dos personajes; estas informaciones son incomodas para compaginar.

Pues la primera es que Francisco Hernández de Córdoba, pudo llegar a las costas de Yucatán gracias a la tormenta, que desvió el curso de la flota, fue más que un mero accidente, ya que solo irían a un viaje corto a buscar nativos para ampliar la mano de obra, y las denominaciones de Alaminos y del Veedor, eran los intentos para dar legitimidad a dicho viaje.

En segunda instancia, Diego Velázquez, Gobernador de Cuba, quiso darle oportunidad a sus amigos españoles, que estaban sin indios en la isla, con el propósito de explorar y luego conquistar, por eso el interés de cargar consigo un Veedor y un experimentado navegante.

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Por lo cual, se puede creer en la hipótesis de Fray Bartolomé de las Casas, cuando afirmaba que el proyecto, tenía esos dos objetivos primordiales el explorar y conquistar nativos como mano de obra. Años posteriores, Francisco Cervantes de Salazar, redactó en su Crónica de la Nueva España, una serie de hechos y frases a Francisco Hernández de Córdoba, siendo los siguientes:

“… desta manera salió Francisco Hernández de Córdoba, del puerto de Santiago de Cuba, estando ya en altamar, declarando su pensamiento, que era otro del que parecía, dixo al piloto: no voy a buscar lucayos… indios de rescate, sino en demanda de alguna isla, para poblar y ser Gobernador della..."

"...porque si la descubrimos, soy cierto que ansí por mis servicios como por el favor que tengo en Corte con mis deudos, que el Rey me hará merced de la gobernación della; por eso, buscadla con cuidado, que yo os lo gratificaré muy bien y os haré en todo ventajas entre todos los demás de nuestra compañía…”

Francisco Hernández de Córdoba y el Hallazgo de Yucatán

El 08 de febrero de 1517, fuesen o fuesen en la búsqueda de nativos a los islotes, el capitán Francisco Hernández de Córdoba, salió con sus hombres del puerto de la Habana o quizá de Santiago, en dos navíos y un bergantín, la tripulación más de un centenar, su piloto el experto en altamar Antón de Alaminos, en los Palos Camacho de Triana y Joan Álvarez en el manguillo, de Huelva, eran los pilotos de las otras dos embarcaciones.

En el viaje de la embarcación, comandada por Francisco Hernández de Córdoba, duraron doce días costeando la isla Fernandina, actualmente Cuba, ya para el 20 de febrero alcanzaron la Punta de San Antón, lograron llegar a mar abierto; hubo dos días seguidos de lluvia intensa, como comenta Bernal:

“…tan fuerte como para poner en peligro los barcos, y en todo caso suficiente como para consolidar la duda, sobre el objetivo de la expedición, porque tras la tormenta podría sospecharse que las naves estaban perdidas…”

Se observa, que lograron alrededor, de veintiún días de bonanza, avistaron tierra, muy cerca de la costa, la cual se podía observar desde los barcos, observaron los primeros poblados, de gran tamaño, que se veían en el continente americano, con casas elaboradas de cal y canto.

Los españoles que estaban al mando de Francisco Hernández de Córdoba, tendían a mencionar, con definiciones musulmanes, todo lo que era desconocido para ellos, denominaron a esta primera ciudad, vista desde los navíos con el nombre del Gran Cairo,

Por lo cual se destaca este momento de la historia, como el hallazgo de Yucatán y de México, por parte de los españoles, en este caso al mando del capitán Francisco Hernández de Córdoba, aunque la expedición de nuestro capitán no fue la  primera, pues para el año 1511, seis años antes, uno de los navíos de la flota comandada por Diego de Nicuesa, que iba de regreso a la Española, actualmente República Dominicana.

Naufragó muy cerca de las costas de Yucatán, y algunos de los tripulantes pudieron salvar su vida, cuando los marineros de Francisco Hernández de Córdoba, observaron y nombraron la región con el nombre del Gran Cairo, se encontraban en ese territorio dos de esos náufragos, de nombres Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero.

Los cuales estaban viviendo, en la región denominada Mayab, y se comunicaban con los nativos en la lengua maya de la zona, y el segundo de estos náufragos,  de nombre Gonzalo Guerrero, estaba al mando de una comunidad de nativos, pero este suceso, no le quita el derecho a Francisco Hernández de Córdoba, pues para que el descubrimiento sea reconocido, debe ser un acto realizado por voluntad propia.

No a través de un naufragio, donde llegaron para poder salvar sus vidas, pues para un hallazgo se requiere ante todo superioridad y prestancia para hacerse sentir superiores a los nativos, en cuanto a los náufragos que había llegado antes por obligación, y no habían sido muertos en manos de los nativos, quedaron bajo el yugo de los aborígenes.

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Por lo cual se observa, que la península de Yucatán, ya había sido hallada antes de la expedición de Francisco Hernández de Córdoba, y que Hernán Cortés al ir en la expedición del año 1519,  también había  observado la presencia de españoles en ese territorio, otro historiador y cartógrafo de nombre Michel Antochiw Kolpa, en su investigación, titulada Historia Cartográfica de la Península de Yucatán, comenta lo siguiente desde el punto de vista cartográfico:

“… existe (entonces) la posibilidad de que Yucatán haya sido visitado por lo menos dos veces antes de su Descubrimiento, ambas por navegantes portugueses, la primera vez desde el norte, la segunda desde el sur…”

Por lo cual hay tantas inquietudes, sobre el hallazgo de la Península de Yucatán, con respecto, si fue Francisco Hernández de Córdoba, quien la hubiese descubierto, existe una enciclopedia, titulada Yucatán en el Tiempo, la cual dice textualmente lo siguiente:

“…todavía persisten dudas sobre la fecha real y la identidad del autor del descubrimiento de Yucatán ya que el mapa más antiguo, que aparece en Yucatán data de 1513, cuatro años antes del viaje de Francisco Hernández de Córdoba…”

El nacimiento de los vocablos Yucatán y Catoche

Los tripulantes de las embarcaciones adelantaron los dos primeros barcos, de menor calado, intentando fondearlos para mayor seguridad cerca de tierra firme, Bernal Díaz del Castillo, redacta que esto sucede para el 05 de marzo de 1517, dándose el inicial encuentro con los nativos de Yucatán, que acudieron al encuentro de los navíos, en diez canoas grandes, unos iban remo a remo, otros con velas izadas.

Se entendían mediante de señas los nativos, con los hombres que estaban bajo el mando de Francisco Hernández de Córdoba, los primeros intérpretes fueron los españoles Julián y Melchor, los cuales se obtuvieron, específicamente en esta expedición,  los nativos se presentaban alegres, comunicando que al día siguiente vendrían más canoas , para llevar a los españoles a tierra firme.

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En este primer contacto entre los nativos, que lograron subir a los barcos y aceptaron las baratijas que traían los españoles como obsequios o intercambios de paz, fue uno de los escasos contactos que se realizaron con los hombres que estaban al mando de Francisco Hernández de Córdoba.

Durante estos contactos del 05 de marzo de 1517, nacen dos vocablos Yucatán y Catoche, cuya historia de las mismas es divertida y sorprendente, supuestamente los españoles preguntaron a los indígenas por el nombre de la tierra que acababan de hallar y al escuchar sus respuestas, colocaron el nombre de lo que comprenden los españoles, en la pronunciación, quedando de la siguiente manera:

“…Yucatán, no entiendo lo que dices,… catoche, esas son nuestras casas…”

Por lo cual los españoles, bajo el mando de Francisco Hernández de Córdoba, le colocaron el nombre de Yucatán de Catoche, que significaría, no entiendo lo que dices, esas son nuestras casas, a la población donde habían desembarcado y tenido contacto con los indígenas.

Con respecto a ello, Fray Diego de Landa, redacta el segundo capítulo de su obra Relación de las Cosas de Yucatán a la Etimología del Nombre de esta Provincia, y situación de la misma, confirmando el hecho de Cabo Catoche, el cual era originario del vocablo cotoch, que significa Nuestras Casas, Nuestra Patria, pero no estaba de acuerdo con la definición de Yucatán.

Concluye Bernal Díaz del Castillo, en relación a la etimología de la palabra Catoche, con la denominación en castellano de Nuestras Casas, pero al término Yucatán, le da una connotación aún más sorprendente que la De No Entiendo, de dos indios capturados en Catoche, que son los primeros traductores y a los que le colocaron nombres de españoles Julián y Melchor, durante sus iniciales diálogos con los demás españoles en la isla cubana.

Donde estaba presente el Gobernador de Cuba, Diego Velázquez, habían realizado una conversación referente al pan, el cual fue elaborado a partir de la yuca, y los aborígenes mayas explicaban que el de ellos le decían Tlati, y de repetir el término Yuca, la cual es un vocablo que pertenece a los nativos del Caribe y no a los Mayas, y el vocablo Tlati, los españoles dedujeron de manera errónea, que estos dos nativos les estaban diciendo el nombre de su tierra, Yuca-Tán, en cambio estaban hablando del pan.

https://www.youtube.com/watch?v=EGHLMNprg6s

Es más que certero, que la primera persona en narrar estos hechos en la historia española del término No Te Entiendo, fuese el Fray Toribio de Benavente, que en la parte final de su capítulo número ocho, del compendio número III, de su obra titulada Historia de los Indios de la Nueva España, dice:

“…porque hablando con aquellos Indios de aquella costa, a lo que los españoles preguntaban los indios respondían, Tectetán Tectetán, que quiere decir, No te Entiendo, No te Entiendo;

los cristianos corrompieron el vocablo, y no entendiendo lo que los indios decían, dijeron: Yucatán se llama esta tierra; y lo mismo fue en un cabo que allí hace la tierra, al cual también llamaron cabo de Cotoch; y Cotoch en aquella lengua quiere decir casa…”

Batalla de Catoche y la exploración de Yucatán, además del hallazgo de Campeche

El 06 de marzo de 1517, según lo acordado por los nativos de las nuevas tierras, regresaron con un mayor número de canoas para llevar a los españoles a tierra firme, pero los españoles estaban preocupados al observar como la costa se estaba llenando de nativos, y desconfiaban de la hospitalidad de los nativos.

Así que los españoles bajo el mando de Francisco Hernández de Córdoba, aceptaron ir a tierra como les sugería el Cacique de los que los españoles denominaron El Gran Cairo, pero por resguardo decidieron usar sus propios botes y se fueron armados, ante todo llevaban ballestas y escopetas, en total 15 ballestas y 10 escopetas, según la redacción de Bernal Díaz del Castillo.

Las predicciones de los españoles, que estaban al mando de Francisco Hernández de Córdoba, eran ciertas pues el cacique les tenía armada una emboscada, al llegar a tierra firme, gran cantidad de nativos les atacaron, estos indígenas estaban armados con lanzas, rodelas y hasta con hondas, según lo escrito por Bernal Díaz del Castillo.

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Aunque el Fray Diego de Landa, negaba la existencia de la honda, argumentaba que los nativos de Yucatán lanzaban con la mano derechas mientras que con la izquierda apuntaban, pero la honda si era conocida, en otros recónditos lugares de la Mesoamérica, pero el testimonio de los españoles que recibían la pedrada, daban fe de ello.

Los nativos utilizaban arcos con flechas y se protegían con armaduras hechas de algodón, salvó a los españoles el mostrar sus espadas, las ballestas y las escopetas lanzando los tiros de fuego, hizo dispersar a la comunidad de nativos, para poder los españoles, poder escapar, pero allí muchos recibieron heridas de esta primera expedición.

En esta batalla de Catoche, sucedieron dos hechos, que fueron de gran importancia el primero fue la captura de los dos nativos a los cuales bautizaron y les dieron por nombre Julián y Melchor, a quienes les decían con más frecuencia Julianillo y Melchorejo, los cuales serían los principales traductores de los españoles, comandados por Francisco Hernández de Córdoba.

Con respecto a la expedición que realizaron en la localidad de Grijalva, fue la curiosidad de un sacerdote de apellido González, que era el capellán del grupo de expedición, que en el momento en que habían llegado a tierra los soldados, este sacerdote se encargó de investigar y de hurtar los accesorios de una pirámide, además de unos adoratorios.

Simultáneamente, mientras sus demás compañeros intentaban proteger sus vidas, este fue el sacerdote que tuvo la oportunidad de observar por primera vez los ídolos de la cultura maya, recogió algunas piezas que eran de oro, y otras de cobre, las cuales fueron suficientes para alentar a los españoles en la codicia, al volver a Cuba.

Dos soldados fallecieron debido a las heridas de la batalla de Catoche, regresando a la flota de navíos, el experto marino Antón de Alaminos, ordenó un navegar lento y atento, pues él creía que Yucatán era una isla en vez de una Península, por lo cual solo viajaban de día, haciendo más lento el viaje para los hombres que estaban al mando de Francisco Hernández de Córdoba.

Había poca agua para beber, pues la mayoría de las vasijas no eran las adecuadas para estos viajes y las mismas se goteaban desperdiciando tan importante líquido vital, por lo cual debían realizar frecuentes desembarcos para poder volver a llenar los envases disponibles.

Entre los constantes desembarcos, que debían hacer para poder surtirse de agua, los hombres de Francisco Hernández de Córdoba, llegaron a un poblado al que llamaron Lázaro, pero en la lengua nativa su nombre era Campeche, lo cual es certificado por Bernal Díaz del Castillo, estos nativos se acercaron nuevamente de forma pacífica, y repetían un vocablo, que quizá para los españoles resultaba dudosa, Castilian.

Este término fue atribuido a los españoles, que habían llegado a este territorio debido al naufragio de Nicuesa, entre los que destacaba Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, los españoles llegaron a un pozo construido con cal y canto, el cual era utilizado por los nativos para obtener agua dulce.

Con esta agua dulce, volvieron a llenar sus vasijas y demás envases para la larga travesía, y los nativos nuevamente los invitaron a su poblado de manera armónica, donde nuevamente pudieron observar sus viviendas sólidas y la gran cantidad de ídolos, Bernal Díaz del Castillo, comenta sobre el bulto de serpientes ilustradas en las paredes, como era costumbre en los poblados de Mesoamérica.

Tuvieron la oportunidad los hombres de Francisco Hernández de Córdoba, de conocer los sacerdotes de los nativos, los cuales llevaban una túnica blanca y sus largos cabellos llenos de sangre humana, estos mismos sacerdotes les hicieron muestra que la amabilidad no seguiría y mandaron a llamar a guerreros nativos y al quemar unas leñas al fuego, demostrando con ello, que debían marcharse antes que el fuego se acabase, o perderían sus vidas.

Los hombres de Francisco Hernández de Córdoba, eligieron retirarse lo más pronto posible, por lo cual no fueron heridos, en este nuevo hallazgo de las tierras de Campeche y lograron poder llevar agua dulce a los barcos.

Champotón o Chakán Putum y el mal enfrentamiento

Luego de este incidente, que tuvieron los hombres de Francisco Hernández de Córdoba, continuaron navegando por seis días, en los que hubo un buen tiempo, pero le continuaron cuatro días de torrencial lluvia, estuvieron muy prontos a naufragar, luego de estos días, se les volvió a terminar el suministro de agua dulce, estaban en la situación más incómoda posible sin una gota de agua para beber.

Volvieron nuevamente a desembarcar, siendo el 05 de abril de 1517, los hombres bajo el mando de Francisco Hernández de Córdoba, en un sitio, que según Bernal Díaz del Castillo, en sus escritos llamaba Chakán Putum y en otras oportunidades se refería al sector con el nombre actual Champotón, por donde fluye un río al cual le colocaron el mismo  nombre del sector.

En el momento que ya habían llenado la mayoría, de los envases donde resguardaban el agua, para intentar seguir con el viaje rumbo a Cuba, fueron rodeados por gran cantidad de nativos armados, tuvieron que pasar la noche en  tierra, en vela, estando al cuidado de lo más mínimo que sucedía, se dieron cuenta que no podían salir huyendo como en el caso de Lázaro o Capeche, pues requerían cargar con sumo cuidado el vital líquido.

Por lo cual los hombres, bajo el mando de Francisco Hernández de Córdoba, decidieron aguardar para enfrentar a los nativos, aunque estos le superan en número, según el escrito del redactor Bernal Díaz del Castillo, comenta sobre alrededor de ochenta españoles heridos y recordando que en esta expedición no todos eran soldados experimentados, muchos eran civiles que no tenían experiencia, y más bien estaban en la búsqueda de algo que contar.

Se sorprendieron del nivel de organización de los nativos, pues los mismos se iban reforzando a medida que continuaba el enfrentamiento, aunque al principio se asombraron los nativos con las espadas, las escopetas y las ballestas, salieron muy pronto de esa admiración y se dedicaron a herir a los españoles, manteniendo una cierta distancia de las espadas.

Los hombres bajo el mando de Francisco Hernández de Córdoba, supieron traducir un grito que escucharon de los nativos, en pleno enfrentamiento el cual decía, ¡Calachumi! (Halach Uinik), a lo cual los españoles comprendieron que el mismo significaba ¡Al Jefe!

Los nativos se dirigieron, con sus arcos y flechas, hacia la persona de Francisco Hernández de Córdoba, quien llegó a recibir en su cuerpo alrededor de diez flechazos, además observaban los españoles, el interés de los nativos por capturarlos vivos, dos de los españoles fueron capturados, quizá para luego ser sacrificados, los hombres a quienes capturaron según los escritos de Bernal Díaz del Castillo, uno de ellos se llamaba Alonso Boto, y al otro le decían según el propio Bernal ¡un portugués viejo!

En este inimaginable enfrentamiento, de los hombres bajo el mando de Francisco de Córdoba y los nativos, llegó solo a quedar un español ileso, y nuestro capitán debía estar inconsciente, debido a los múltiples flechazos que había recibido, por lo cual decidieron retirarse sin poder llevarse, por lo que habían bajado a tierra, el vital líquido.

Menos mal que los nativos, no se habían preocupando en dañar los botes, en los que habían llegado los hombres de Francisco Hernández de Córdoba, simultáneamente mientras los españoles, corrían en fuga había los botes echándolos al agua, para así poder salvar sus vidas, mientras llevaban consigo al capitán Francisco Hernández de Córdoba, totalmente herido y maltrecho, los nativos seguían lanzando flechas, piedras  y hasta lanzas.

Los españoles se fueron medio nadando asidos en cantidades alrededor de los botes que llevaban, huyendo de aquel bárbaro enfrentamiento, que jamás ellos habían esperado de los nativos, la flota constaba de tres navíos , uno de ellos, el más pequeño, se acercó para poderlos socorrer, en esta desventura.

Luego de estar a salvo los integrantes de la expedición de Francisco Hernández de Córdoba, se pasó la lista, para echar la cuenta de los caídos en combate, más los dos hombres que habían sido capturados, por los nativos durante el enfrentamiento, observaron que habían perdido la vida cuarenta y ocho compañeros y con los dos españoles que habían capturado eran en total cincuenta hombres menos.

Los que habían quedado se encontraban mal heridos, entre ellos nuestro capitán Francisco Hernández de Córdoba, el único que se encontraba ileso era el soldado de apellido Berrio, durante el viaje por altamar, fallecieron cinco españoles a causas de las graves heridas causadas por los nativos, por lo cual tuvieron que lanzar sus cuerpos, al mar abierto, los españoles llamaron a este sector, figurando en los mapas por un cierto tiempo:

“…Costa de mala pelea…”

El regreso mediante la ruta a Florida y la Sed de los españoles

Debido a este mal enfrentamiento con los nativos, los españoles al mando de Francisco Hernández de Córdoba, que habían sobrevivido a la batalla, se encontraban dentro de las embarcaciones, sin el vital líquido, ni alimentos, y con menos tripulación, tuvieron que deshacerse, del barco más pequeño, quemándolo en el mar, luego de sacar lo que requerían de ese navío, como son las dos velas, los cables y las anclas.

La tripulación ahora era mucho menor, muchos de ellos marineros se encontraban terriblemente heridos, por lo cual era difícil, poder maniobrar las naves y aunado a la sed, que comenzó a ser horriblemente intolerable,  como comenta Bernal Díaz del Castillo, pues la lengua se les agrietaba, al igual que la garganta de los españoles, y nuestro capitán Francisco Hernández de Córdoba, tampoco escapa de esta gran sed y todo malherido como se encontraba, debido al enfrentamiento con los nativos.

Volvieron a realizar otro desembarco, los hombres de Francisco Hernández de Córdoba, aquí solo bajaron quince hombres, pues la mayoría estaban gravemente heridos,  en un sector al que llamaron Estero de los Lagartos, pero el agua, en ese sitio,  no era adecuada para beber, pues la misma era salobre, motivando a un  mayor desespero de la tripulación, que se encontraba urgida por beber el liquido vital.

El experimentado navegante Antón de Alaminos, tomó la iniciativa de colocar rumbo con dirección a Florida, en compañía de los pilotos Álvarez y Camacho, en vez de ir directamente a Cuba, pues él recordaba el rumbo que debía seguir para llegar a la Florida, cuando hizo el viaje con Juan Ponce de León, y para Alaminos era la ruta más conveniente y segura, aunque les refirió a los tripulantes sobre el brío de los nativos locales de esa región.

Lo cual fue muy certero, las veinte personas que desembarcaron de los navíos, al mando de Francisco Hernández de Córdoba, entre ellas el experimentado Alaminos y Bernal Díaz del Castillo, fueron nuevamente atacadas por los nativos, pero pudieron enfrentarse a ellos, aunque Bernal recibió su tercera herida de este trayecto de expedición, y el experimentado Alaminos recibió un flechazo en la garganta.

También hubo la desaparición de uno de los vigías, que se había encargado de custodiar a la tropa, que quedaba bajo el mando de Francisco Hernández de Córdoba, y era precisamente el soldado Berrio, que había salido ileso en el enfrentamiento de Champotón,  logrando regresar al navío, con el agua dulce que requerían la tripulación, la cual alivió enormemente, el sufrimiento de los hombres.

Aunque uno de los hombres, de Francisco Hernández de Córdoba, bebió tanta agua, pues no tuvo la precaución de hacerlo con cuidado, debido a la cantidad de días de abstinencia, que habían tenido del vital líquido, que el hombre se hinchó a causa de haber bebido tanta agua y falleció a los pocos días.

Luego de haber podido conseguir el agua, líquido indispensable para poder soportar lo que faltaba de trayecto, se embarcaron los hombres de Francisco Hernández de Córdoba con dirección a Cuba, con grandes dificultades pues los barcos se encontraban maltrechos, al igual que sus tripulantes, se estaban llenando de agua, y los marineros se negaban a poner a funcionar las bombas con el temor de que los barcos terminarán destruyéndose.

Con la tripulación malherida que llevaban, llegaron, logrando desembarcar en el Puerto de Carenas, en lo que es actualmente La Habana, dando por concluido este viaje y teniendo algo que contar estos españoles desventurados, que estaban al mando del malherido Francisco Hernández de Córdoba, que no logró recuperarse de las graves heridas que llevaba, falleciendo en Cuba, luego de quince días de agonía.

En algún momento de la época histórica, entre los años 1517 y 1518, los españoles que estaban en estos viajes de expedición, con la intención de tener algo que contar, dejaron abandonada a una perra de caza, en una isla que llamaban Términos y que actualmente se conoce como Isla del Carmen, la cual llamaron la lebrela de Términos,  la cual se recuperó en la Expedición de Hernán Cortés en el año 1519.

Bernal Díaz del Castillo, redacta en sus escritos, que a este can, lo perdieron en la expedición de Juan Grijalva en el año 1518, más sin embargo, Hernán Cortés, atribuye esta pérdida de la perrita, a la expedición de Francisco Hernández de Córdoba.

Si esto fuese cierto, como lo atribuye Hernán Cortés, un investigador de historia sobre la biografía de Cortés, como es el historiador Juan Millares, de origen mexicano, debería entonces revisarse con sumo cuidado, la ruta de regreso de la expedición, de los hombres a cargo de Francisco Hernández de Córdoba, puesto que no habrían ido de Champotón a la Florida.

Sino habrían desembarcado más al sur, en la isla del Carmen, donde extraviaron a la perra de caza, en su enfrentamiento con los nativos para traer agua a la embarcación, donde se encontraban la mayoría mal heridos, sin una gota de agua que beber, los hombres que estaban al mando del también herido Francisco Hernández de Córdoba, y así poder continuar el rumbo hacia la isla de Cuba.

Resultados del Hallazgo de Yucatán, por parte de Francisco Hernández de Córdoba

El hallazgo del Gran Cairo, como lo llamaron los hombre bajo el mando de Francisco Hernández de Córdoba, en el mes de marzo del año 1517, fue un gran aporte en las Indias por los españoles, pues para el momento de la historia, esto fue un hecho sorprendente, pues nada había igualado a las hazañas de Marco Polo, hasta este hallazgo, aún se encontraban muy lejos con el encuentro de la cultura inca y azteca.

Pero este Gran Cairo, era para los españoles, como un sueño, es más, cuando llegaron a Cuba, las noticias, gracias a los hombres que habían logrado salvar su vida, en la expedición al mando de Francisco Hernández de Córdoba, se hacían ilusiones los españoles sobre el origen de estos nativos, que ellos habían hallado, pensando en los gentiles, o en los judíos desterrados de sus tierras por Tito y Vespeciano.

Por lo cual se observa la importancia, con que la noticia corrió por los contornos de la isla cubana, ya que de la expedición lograda por Francisco Hernández de Córdoba, se logró llevar a Cuba, los objetos , recuerdan las deidades de oro, que había logrado traer el capellán de la expedición, además de los dos indios que habían capturado Julián y Melchor, que bautizaron cristianamente con estos nuevos nombres.

Debido a ello, el Gobernador de Cuba, Diego Velázquez, procura una nueva expedición a cargo de Juan Grijalva, para el año 1518, el cual era pariente del gobernador y hombre de confianza, las noticias que en la isla de Yucatán, ya que los españoles, pensaban que era una isla y no una península.

Las sospechas sobre si había oro, fueron confirmadas por uno de los nativos que habían bautizado con el nombre de Julián, el cual había sido capturado en la batalla de Catoche, junto a Melchor, lograron que los españoles pudiesen conquistar a México, mediante la tercera flota de navíos al mando de Hernán Cortés.

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